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Y REINÓ el rey Sedequías hijo de Josías, en lugar de Conías hijo de Joacim, al cual Nabucodonosor rey de Babilonia había constituído por rey en la tierra de Judá.
Mas no obedeció él, ni sus sier­vos, ni el pueblo de la tierra a las palabras del SEÑOR, que dijo por el profeta Jeremías.
Y envió el rey Sedequías a Jucal hijo de Selemías, y a Sofonías hijo de Maasías sacer­dote, para que dijesen al profeta Jeremías: Ruega ahora por noso­tros al SEÑOR nuestro Dios.
Y Jeremías entraba y salía en medio del pueblo; porque no lo habían puesto en la casa de la cárcel.
Y como el ejército de Faraón hubo salido de Egipto, y vino la fama de ellos a oídos de los caldeos que tenían cercada a Jerusalem, partiéronse de Jerusalem.
Entonces vino la palabra del SEÑOR a Jeremías profeta, diciendo:
Así ha dicho el SEÑOR Dios de Israel: Diréis así al rey de Judá, que os envió a para que me inquirieseis: He aquí que el ejército de Faraón que había sali­do en vuestro socorro, se volvió a su tierra en Egipto.
Y tornarán los caldeos, y com­batirán esta ciudad, y la tomarán, y la pondrán a fuego.
Así ha dicho el SEÑOR: No engañéis vuestras almas, dicien­do: Sin duda los caldeos se han ido de nosotros: porque no se irán.
10 Porque aun cuando hirieseis todo el ejército de los caldeos que pelean con vosotros, y que­dasen de ellos hombres alancea­dos, cada uno se levantará de su tienda, y pondrán esta ciudad a fuego.
11 Y aconteció que, como el ejér­cito de los caldeos se fue de Jerusalem a causa del ejército de Faraón,
12 Salíase de Jerusalem Jeremías para irse a tierra de Benjamín, para apartarse de allí en medio del pueblo.
13 Y cuando fue a la puerta de Benjamín, estaba allí un prepósi­to que se llamaba Irías, hijo de Selemías, hijo de Hananías, el cual prendió a Jeremías profeta, diciendo: tú te retiras a los caldeos.
14 Y Jeremías dijo: Falso: no me retiro a los caldeos. Mas él no lo escuchó, antes prendió Irías a Jeremías, y llevólo delante de los príncipes.
15 Y los príncipes se airaron con­tra Jeremías, y azotáronle, y pusiéronle en prisión en la casa de Jonatán escriba, porque aquélla habían hecho casa de cárcel.
16 Entró pues Jeremías en la casa de la mazmorra, y en las camari­llas. Y habiendo estado allá Jeremías por muchos días,
17 El rey Sedequías envió, y sacóle; y preguntóle el rey escon­didamente en su casa, y dijo: ¿Hay palabra del SEÑOR? Y Jeremías dijo: Hay. Y dijo más: En mano del rey de Babilonia serás entregado.
18 Dijo también Jeremías al rey Sedequías: ¿En qué pequé contra ti, y contra tus siervos, y contra este pueblo, para que me pusie­seis en la casa de la cárcel?
19 ¿Y dónde están vuestros profe­tas que os profetizaban, diciendo: No vendrá el rey de Babilonia contra vosotros, ni contra esta tierra?
20 Ahora pues, oye, te ruego, oh rey mi señor: caiga ahora mi súplica delante de ti, y no me hagas volver a casa de Jonatán escriba, porque no me muera allí.
21 Entonces dio orden el rey Sedequías, y depositaron a Jeremías en el patio de la cárcel, haciéndole dar una torta de pan al día, de la plaza de los Panaderos, hasta que todo el pan de la ciudad se gastase. Y quedó Jeremías en el patio de la cárcel.