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Salmo de David.
EL SEÑOR es mi pastor; nada me faltará.
En lugares de delicados pastos me hace yacer: junto a aguas de reposo me lleva.
Restaura mi alma; me guía por sendas de justicia por amor de su nombre.
Aunque ande en el valle de la sombra de muerte, no temeré mal alguno; porqueestás con­migo: tu vara y tu cayado me infunden aliento.
Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos: unges mi cabeza con aceite: mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la mise­ricordia me seguirán todos los días de mi vida: y en la casa del SEÑOR moraré por siempre.