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Para el músico principal. Un salmo de David.
Dichoso el que considera a los pobres.
Yahvé lo librará en el día del mal.
Yahvé lo preservará y lo mantendrá con vida.
Será bendecido en la tierra,
y no lo entregará a la voluntad de sus enemigos.
Yahvé lo sostendrá en su lecho de enfermo,
y restaurarlo de su lecho de enfermedad.
Dije: “¡Yahvé, ten piedad de mí!
Cúrame, porque he pecado contra ti”.
Mis enemigos hablan mal de mí:
“¿Cuándo morirá y perecerá su nombre?”
Si viene a verme, habla con falsedad.
Su corazón recoge la iniquidad para sí mismo.
Cuando va al extranjero, lo cuenta.
Todos los que me odian susurran juntos contra mí.
Se imaginan lo peor para mí.
“Una mala enfermedad”, dicen, “lo ha afligido.
Ahora que yace no se levantará más”.
Sí, mi propio amigo familiar, en quien confié,
que comió el pan conmigo,
ha levantado su talón contra mí.
 
10 Pero tú, Yahvé, ten piedad de mí y levántame,
para que yo les pague.
11 Por esto sé que te deleitas en mí,
porque mi enemigo no triunfa sobre mí.
12 En cuanto a mí, me sostienes en mi integridad,
y ponme en tu presencia para siempre.
 
13 Benditosea Yahvé, el Dios de Israel,
¡desde la eternidad y hasta la eternidad!
Amén y amén.