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Encomienda al sacerdote Ezequiel
Me dijo: Hijo de hombre, ponte en pie y hablaré contigo. Cuando me habló el Espíritu entró en mí. Me afirmó sobre mis pies y oí que me hablaba.
Entonces me dijo: Hijo de hombre, te envío a los hijos de Israel, a un pueblo rebelde que se rebeló contra Mí. Ellos y sus antepasados se rebelaron contra Mí hasta hoy. Los hijos a quienes te envío son descarados y duros de corazón. Les dirás: ʼAdonay Yavé dice: Ya sea que ellos escuchen o rechacen, porque ellos son casa rebelde, sabrán que hay profeta entre ellos.
Y tú, hijo de hombre, no temas ni te aterroricen sus palabras. Aunque haya contigo cardos y espinos, y te sientes sobre escorpiones, no temas a sus palabras ni desmayes en presencia de ellos, porque son una casa rebelde. Pero tú les hablarás mis Palabras, si escuchan o no, porque ellos son rebeldes.
Sin embargo tú, hijo de hombre, escucha lo que te digo. No seas rebelde como esa casa rebelde. Abre tu boca y come lo que te doy.
Cuando miré, había una mano extendida hacia mí y vi que un rollo estaba en ella. 10 Cuando lo extendió delante de mí, estaba escrito por ambos lados. Y en él estaban escritas lamentaciones, gemidos y ayes.