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Arresto de Pedro y Juan
Mientras ellos hablaban al pueblo, se les echaron encimaA Luc 20:1; Hech 6:12 los sacerdotes, el capitán de la guardia del temploB Luc 22:4, y los saduceosC Mat 3:7, indignados porque enseñaban al pueblo, y anunciaban en1 O, en el caso de Jesús la resurrección de entre los muertosA Hech 3:15; 17:18. Les echaron mano, y los pusieron en la cárcelA Hech 5:18 hasta el día siguiente, pues ya era tarde. Pero muchos de los que habían oído el mensaje1 O, la palabra creyeron, llegando el número de los hombres como a cinco milA Hech 2:41.
Pedro y Juan ante el concilio
Y sucedió que al día siguiente se reunieron en Jerusalén sus gobernantes, ancianosA Luc 23:13; Hech 4:8 y escribas; estaban allí el sumo sacerdote Anás, CaifásA Mat 26:3; Luc 3:2, Juan y Alejandro, y todos los que eran del linaje de los sumos sacerdotes. Y habiéndolos puesto en medio de ellos, les interrogaban: ¿Con qué poder1 O, autoridad, o en qué nombre, habéis hecho esto? Entonces Pedro, lleno del Espíritu SantoA Hech 2:4; 13:9, les dijo: Gobernantes y ancianosB Luc 23:13; Hech 4:5 del pueblo1 Algunos mss. agregan: de Israel, si se nos está interrogando hoy por causa del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera1 O, por quién éste ha sido sanado2 Lit., salvadoA Hech 3:7, 8, 10 sabed todos vosotros, y todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo el NazarenoA Hech 2:22; 3:6, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertosB Hech 2:24, por El1 O, éste, este hombre se halla aquí sano delante de vosotros. 11 Este JesúsA Mat 21:42 es la piedraB Sal 118:22 desechadaC Mar 9:12 por vosotros los constructores, pero que ha venido a ser la piedra angular1 Lit., cabeza del ángulo. 12 Y en ningún otroA Mat 1:21; Hech 10:43; 1 Tim 2:5 hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser1 Lit., es necesario que seamos salvos.
Amenazados y puestos en libertad
13 Al ver la confianzaA Hech 4:31 de Pedro y de JuanB Luc 22:8; Hech 4:19, y dándose cuenta de que eran hombres sin letras y sin preparaciónC Juan 7:15, se maravillaban, y reconocían que ellos habían estado con Jesús. 14 Y viendo junto a ellos de pie al hombre que había sido sanado, no tenían nada que decir en contra. 15 Pero habiéndoles ordenado salir fuera del concilio1 O, SanedrínA Mat 5:22, deliberaban entre sí, 16 diciendo: ¿Qué haremosA Juan 11:47 con estos hombres? Porque el hecho de que un milagro1 O, una señal notable ha sido realizado por medio de ellosB Hech 3:7-10 es evidente a todos los que viven en Jerusalén, y no podemos negarlo. 17 Mas a fin de que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémoslos para que no hablen más a hombre alguno en este nombreA Juan 15:21. 18 Cuando los llamaron, les ordenaron no hablar ni enseñar en el nombre de JesúsA Hech 5:28. 19 Mas respondiendo Pedro y JuanA Hech 4:13, les dijeron: Vosotros mismos juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a DiosB Hech 5:29; 20 porque nosotros no podemos dejar de decirA 1 Cor 9:16 lo que hemos visto y oído. 21 Y ellos, después de amenazarlos otra vez, los dejaron ir (no hallando la manera de castigarlos) por causa del puebloA Hech 5:26, porque todos glorificaban a DiosB Mat 9:8 por lo que había acontecido; 22 porque el hombre en quien se había realizado este milagro1 O, esta señal de sanidad tenía más de cuarenta años.
Oración de la iglesia
23 Cuando quedaron en libertad, fueron a los suyos y les contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. 24 Al oír ellos esto, unánimes alzaron la voz a Dios y dijeron: Oh, Señor1 O, Dueño, tú eres el que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hayA Ex 20:11; Neh 9:6; Sal 146:6, 25 el que por el Espíritu Santo, por boca de nuestro padre DavidA Hech 1:16, tu siervo, dijiste:
¿B Sal 2:1Por que se enfurecieron los gentiles1 O, las naciones,
y los pueblos tramaron cosas vanas?
26 Se presentaron los reyes de la tierra,
y los gobernantes se juntaron a una
contra el Señor y contra su Cristo1 O, Ungido; i.e., MesíasA Sal 2:2; Dan 9:24, 25; Luc 4:18; Hech 10:38; Heb 1:9.
27 Porque en verdad, en esta ciudad se unieron tanto HerodesA Mat 27:2; Luc 23:7-12 como Poncio PilatoB Mat 20:19, juntamente con los gentiles1 O, las nacionesC Hech 3:13; 4:30 y los pueblos de Israel, contra tu santo siervo2 O, Hijo JesúsD Mat 14:1; Mar 15:1; Luc 23:1; Juan 18:28, 29, a quien tú ungiste, 28 para hacer cuanto tu mano y tu propósito habían predestinado que sucedieraA Hech 2:23. 29 Y ahora1 O, en cuanto lo que sucede ahora, Señor, considera sus amenazas, y permite que tus siervos hablen tu palabra con toda confianzaA Hech 4:13, 31; 14:3; Fil 1:14, 30 mientras extiendes tu mano para que se hagan curaciones, señales1 O, milagros y prodigiosA Juan 4:48 mediante el nombre de tu santo siervo2 O, Hijo JesúsB Hech 3:13; 4:27. 31 Después que oraron, el lugar donde estaban reunidosA Hech 2:1 tembló, y todos fueron llenos del Espíritu SantoB Hech 2:4 y hablaban la palabra de Dios con valorC Hech 4:13; 14:3; Fil 1:14.
Todas las cosas en común
32 La congregación1 O, multitud de los que creyeron era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo lo que poseía, sino que todas las cosas eran de propiedad comúnA Hech 2:44. 33 Con gran poder los apóstoles daban testimonioA Hech 1:8 de la resurrección del Señor Jesús1 Algunos mss. antiguos agregan: CristoB Luc 24:48, y abundante gracia había sobre todos ellos. 34 No había, pues, ningún necesitado entre ellos, porque todos los que poseían tierras o casasA Mat 19:21; Hech 2:45 las vendían, traían el precio de lo vendido, 35 y lo depositaban a los pies de los apóstolesA Hech 4:37; 5:2, y se distribuía a cada uno según su necesidadB Hech 2:45; 6:1.
36 Y José, un levita natural de ChipreA Hech 11:19, 20; 13:4; 15:39; 21:3, 16; 27:4, a quien también los apóstoles llamaban BernabéB Hech 9:27; 11:22, 30; 12:25; 13:1, 2, 7; 1 Cor 9:6; Gál 2:1, 9, 13; Col 4:10 (que traducido significa hijo de consolación1 O, exhortación, o, estímuloC Hech 2:40; 11:23; 13:15; 1 Cor 14:3; 1 Tes 2:3), 37 poseía un campo y lo vendió, y trajo el dinero y lo depositó a los pies de los apóstolesA Hech 4:35; 5:2.

A4:1: Luc 20:1; Hech 6:12

B4:1: Luc 22:4

C4:1: Mat 3:7

14:2: O, en el caso de

A4:2: Hech 3:15; 17:18

A4:3: Hech 5:18

14:4: O, la palabra

A4:4: Hech 2:41

A4:5: Luc 23:13; Hech 4:8

A4:6: Mat 26:3; Luc 3:2

14:7: O, autoridad

A4:8: Hech 2:4; 13:9

B4:8: Luc 23:13; Hech 4:5

14:8: Algunos mss. agregan: de Israel

14:9: O, por quién

24:9: Lit., salvado

A4:9: Hech 3:7, 8

A4:10: Hech 2:22; 3:6

B4:10: Hech 2:24

14:10: O, éste

A4:11: Mat 21:42

B4:11: Sal 118:22

C4:11: Mar 9:12

14:11: Lit., cabeza del ángulo

A4:12: Mat 1:21; Hech 10:43; 1 Tim 2:5

14:12: Lit., es necesario que seamos

A4:13: Hech 4:31

B4:13: Luc 22:8; Hech 4:19

C4:13: Juan 7:15

14:15: O, Sanedrín

A4:15: Mat 5:22

A4:16: Juan 11:47

14:16: O, una señal

B4:16: Hech 3:7-10

A4:17: Juan 15:21

A4:18: Hech 5:28

A4:19: Hech 4:13

B4:19: Hech 5:29

A4:20: 1 Cor 9:16

A4:21: Hech 5:26

B4:21: Mat 9:8

14:22: O, esta señal

14:24: O, Dueño

A4:24: Ex 20:11; Neh 9:6; Sal 146:6

A4:25: Hech 1:16

B4:25: Sal 2:1

14:25: O, las naciones

14:26: O, Ungido; i.e., Mesías

A4:26: Sal 2:2; Dan 9:24, 25; Luc 4:18; Hech 10:38; Heb 1:9

A4:27: Mat 27:2; Luc 23:7-12

B4:27: Mat 20:19

14:27: O, las naciones

C4:27: Hech 3:13; 4:30

24:27: O, Hijo

D4:27: Mat 14:1; Mar 15:1; Luc 23:1; Juan 18:28, 29

A4:28: Hech 2:23

14:29: O, en cuanto lo que sucede ahora

A4:29: Hech 4:13, 31; 14:3; Fil 1:14

14:30: O, milagros

A4:30: Juan 4:48

24:30: O, Hijo

B4:30: Hech 3:13; 4:27

A4:31: Hech 2:1

B4:31: Hech 2:4

C4:31: Hech 4:13; 14:3; Fil 1:14

14:32: O, multitud

A4:32: Hech 2:44

A4:33: Hech 1:8

14:33: Algunos mss. antiguos agregan: Cristo

B4:33: Luc 24:48

A4:34: Mat 19:21; Hech 2:45

A4:35: Hech 4:37; 5:2

B4:35: Hech 2:45; 6:1

A4:36: Hech 11:19, 20; 13:4; 15:39; 21:3, 16; 27:4

B4:36: Hech 9:27; 11:22, 30; 12:25; 13:1, 2, 7; 1 Cor 9:6; Gál 2:1, 9, 13; Col 4:10

14:36: O, exhortación, o, estímulo

C4:36: Hech 2:40; 11:23; 13:15; 1 Cor 14:3; 1 Tes 2:3

A4:37: Hech 4:35; 5:2