1 Oye, Israel: Hoy vas a pasar el Jordán para entrar a desposeer a naciones más grandes y más poderosas que túA Deut 4:38; 7:1; 11:23, ciudades grandes y fortificadas hasta el cieloB Deut 1:28, 2 un pueblo grande y alto, los hijos de los anaceos, a quienes conoces y de quienes has oído decir: “¿Quién puede resistir ante los hijos de AnacA Núm 13:22, 28, 33; Jos 11:21, 22?” 3 Comprende, pues, hoy, que es el Señor tu DiosA Deut 31:3; Jos 3:11 el que pasa delante de ti como fuego consumidorB Deut 4:24; Heb 12:29. El los destruirá y los humillará delante de ti, para que los expulses1 Lit., desposeas y los destruyas rápidamenteC Ex 23:31; Deut 7:24, tal como el Señor te ha dicho. 4 No digas en tu corazón cuando el Señor tu Dios los haya echado de delante de ti1 Lit., de ti, diciendo: “Por mi justicia el Señor me ha hecho entrar para poseer esta tierraA Deut 8:17; 9:7, 24; 31:27”, sino que es a causa de la maldad de estas naciones que el Señor las expulsa2 Lit., desposee de delante de tiB Lev 18:3, 24-30; Deut 12:31; 18:9-14. 5 No es por tu justiciaA Tito 3:5 ni por la rectitud de tu corazón que vas a poseer su tierra, sino que por la maldad de estas naciones el Señor tu Dios las expulsa1 Lit., desposee de delante de ti, para confirmar el pacto2 Lit., la palabra que el Señor juró a tus padresB Gén 12:7; 13:15; 15:7; 17:8; 26:4; 28:13 Abraham, Isaac y Jacob. 6 Comprende, pues, que no es por tu justicia que el Señor tu Dios te da esta buena tierra para poseerla, pues eres un pueblo de dura cervizA Deut 9:13; 10:16; 31:27.

7 Acuérdate; no olvides cómo provocaste a ira al Señor tu Dios en el desierto; desde el día en que saliste de la tierra de Egipto hasta que llegasteis a este lugar, habéis sido rebeldes contra el SeñorA Ex 14:10, 11; Núm 14:22. 8 Hasta en Horeb provocasteis a ira al Señor, y el Señor se enojó tanto contra vosotros que estuvo a punto de destruirosA Ex 32:7-10; Sal 106:19. 9 Cuando subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que el Señor había hecho con vosotros, me quedé en el monte cuarenta días y cuarenta noches; no comí pan ni bebí aguaA Ex 24:18; 34:28; Deut 8:3; 9:18. 10 Y el Señor me dio las dos tablas de piedra escritas por el dedo de DiosA Deut 4:13; y en ellas estaban todas las palabras que el Señor os había dicho en el monte, de en medio del fuego, el día de la asamblea. 11 Y aconteció al cabo de cuarenta días y cuarenta noches, que el Señor me dio las dos tablas de piedra, las tablas del pactoA Deut 9:9. 12 Entonces el Señor me dijo: “Levántate; baja aprisa de aquí, porque tu pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompidoA Ex 32:7, 8. Pronto se han apartado del camino que yo les había ordenado; se han hecho un ídolo de fundiciónB Jue 2:17.” 13 También me habló el SeñorA Ex 32:9, diciendo: “He visto a este pueblo, y en verdad es un pueblo de dura cervizB Deut 10:16; 31:27; 2 Rey 17:14. 14 “Déjame que los destruyaA Ex 32:10 y borre su nombre de debajo del cieloB Sal 9:5; 109:13; y de ti haré una nación más grande y más poderosa que ellos.” 15 Y volví, y descendí del monte mientras el monte ardía en fuego, y las dos tablas del pacto estaban en mis dos manosA Ex 32:15-19. 16 Y vi que en verdad habíais pecado contra el Señor vuestro Dios. Os habíais hecho un becerro de fundición; pronto os habíais apartado del camino que el Señor os había ordenado. 17 Tomé las dos tablas, las arrojé de mis manos y las hice pedazos delante de vuestros ojos. 18 Y me postré delante del Señor como al principio, por cuarenta días y cuarenta nochesA Deut 10:10; no comí pan ni bebí aguaB Ex 34:28; Deut 9:9, a causa de todo el pecado que habíais cometido al hacer lo malo ante los ojos del Señor, provocándole a iraC Ex 34:9. 19 Porque temí la iraA Ex 32:10, 11; Heb 12:21 y el furor con que el Señor estaba enojado contra vosotros para destruiros, pero el Señor me escuchó también esta vezB Ex 34:10; Deut 10:10. 20 Y el Señor se enojó tanto con Aarón que quiso destruirlo; y también intercedí por Aarón al mismo tiempo. 21 Y tomé el objeto de vuestro pecado, el becerro que os habíais hecho, y lo quemé en el fuego, y lo hice pedazos, desmenuzándolo hasta que quedó tan fino como el polvo; y eché su polvo al arroyo que bajaba del monteA Ex 32:20.

22 Nuevamente, en TaberaA Núm 11:3, en MasahB Ex 17:7 y en Kibrot-hataavaC Núm 11:34, provocasteis a ira al Señor. 23 Y cuando el Señor os envió de Cades-barneaA Deut 1:2, diciendo: “Subid y tomad posesión de la tierra que yo os he dadoB Deut 1:21”, entonces os rebelasteis contra la orden1 Lit., boca del Señor vuestro Dios; no le creísteis, ni escuchasteis su vozC Deut 1:26; Sal 106:24. 24 Vosotros habéis sido rebeldes al Señor desde el día en que os conocíA Deut 9:7; 31:27.

25 Entonces me postré delante del Señor los cuarenta días y cuarenta noches, lo cual hice1 Lit., me postréA Deut 9:18 porque el Señor había dicho que os iba a destruir. 26 Y oré al Señor, y dije: “Oh Señor Dios1 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor, no destruyas a tu pueblo, a tu heredad, que tú has redimido con tu grandeza, que tú has sacado de Egipto con mano fuerteA Ex 32:11-13; 1 Sam 7:9; Jer 15:1. 27 “Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob; no mires la dureza de este pueblo ni su maldad ni su pecado. 28 “De otra manera los de la tierra de donde tú nos sacaste dirán: ‘Por cuanto el Señor no pudo hacerlos entrar en la tierra que les había prometido1 Lit., hablado y porque los aborreció, los sacó para hacerlos morir en el desiertoA Ex 32:12; Núm 14:16.’ 29 “Sin embargo, ellos son tu pueblo, tu heredadA Deut 4:20; 1 Rey 8:51; Neh 1:10; Sal 106:40, a quien tú has sacado con tu gran poder y tu brazo extendidoB Deut 4:34.”