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Oración de David. INCLINA, oh Jehová, tu oído, y óyeme; porque estoy afligido y menesteroso. Guarda mi alma, porque soy pío: salva tú, oh Dios mío, á tu siervo que en ti, confía. Ten misericordia de mí, oh Jehová: porque á ti clamo todo el día. Alegra el alma de tu siervo: porque á ti, oh Señor, levanto mi alma. Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, y grande en misericordia para con todos los que te invocan. Escucha, oh Jehová, mi oración, y está atento á la voz de mis ruegos. En el día de mi angustia te llamaré: porque tú me respondes. Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses, ni obras que igualen tus obras. Todas las gentes que hiciste vendrán y se humillarán delante de ti, Señor; y glorificarán tu nombre. 10 Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas: tú solo eres Dios. 11 Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad: consolida mi corazón para que tema tu nombre. 12 Te alabaré, oh Jehová Dios mío, con todo mi corazón; y glorificaré tu nombre para siempre. 13 Porque tu misericordia es grande para conmigo; y has librado mi alma del hoyo profundo. 14 Oh Dios, soberbios se levantaron contra mí, y conspiración de fuertes ha buscado mi alma, y no te pusieron delante de sí. 15 Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad; 16 Mírame, y ten misericordia de mí: da tu fortaleza á tu siervo, y guarda al hijo de tu sierva. 17 Haz conmigo señal para bien, y véanla los que me aborrecen, y sean avergonzados; porque tú, Jehová, me ayudaste, y me consolaste.