Capítulo 2
¡Ay sobre los que planean iniquidad, que traman el mal en sus camas! a la luz de la mañana lo hacen, porque tienen el poder en su mano.
Desean los campos y los toman por la fuerza; y casas y se las llevan; oprimen y roban al hombre y su casa, incluso al hombre y su herencia.
Por esta razón, el Señor ha dicho: Mira, contra esta familia propongo un mal del cual no podrán quitar sus cuellos, y no andarán erguidos porque será un mal momento.
En ese día se dirá este dicho sobre ti, y se hará esta canción de dolor: La herencia de mi pueblo ha cambiado, como nos quitó nuestros campos; los que nos han hecho prisioneros nos han quitado nuestros campos y los ha dado a otros; nos ha llegado la destrucción completa.
Por esta causa, no tendrás a nadie que eche él cordel en el sorteo en la reunión del Señor.
Que no vengan profecías como estas, dicen: ¡La vergüenza y la maldición no vendrán a la familia de Jacob!
Tú que te dices la casa de Jacob ¿Se enoja rápidamente el Señor? ¿Son estas sus obras? ¿No hacen bien mis palabras al que camina rectamente?
En cuanto a ti, te has convertido en enemigo de los que estaban en paz contigo; tomas la ropa de los que pasan confiadamente, como los que vuelven de la guerra.
Las mujeres de mi pueblo las has estado alejando de sus queridos hijos; de sus jóvenes estás tomando mi gloria para siempre.
10 ¡Levántate! y ve; porque este no es tu descanso: como se ha hecho impuro, te destruirá, con dolorosa destrucción.
11 Si un hombre viniera con un falso espíritu de engaño, diciendo: Profetizare de vino y bebida fuerte; él sería el tipo de profeta para este pueblo.
12 Ciertamente haré que todos ustedes, oh Jacob, se reúnan; Reuniré al resto de Israel; Los pondré juntos como ovejas en su redil: como un rebaño en su pastizal; harán estruendo por la multitud de hombres.
13 El abre brecha subirá delante de ellos; forzando su salida, irán a la puerta y saldrán por ella; su rey continuará delante de ellos, y el Señor a la cabeza.