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Después de esto, Job abrió la boca y maldijo el día de su nacimiento. Job respondió:
“Que perezca el día en que nací,
la noche que dijo: “Hay un niño concebido”.
Que ese día sea la oscuridad.
No dejes que Dios desde arriba lo busque,
ni dejar que la luz lo ilumine.
Que las tinieblas y la sombra de la muerte la reclamen para sí.
Deja que una nube se detenga en ella.
Que todo lo que hace el día negro lo aterrorice.
En cuanto a esa noche, que la oscuridad espesa se apodere de ella.
Que no se regocije entre los días del año.
Que no entre en el número de los meses.
He aquí, que esa noche sea estéril.
Que no venga ninguna voz alegre.
Que lo maldigan los que maldicen el día,
que están listos para despertar al Leviatán.
Que las estrellas de su crepúsculo sean oscuras.
Que busque la luz, pero no la tenga,
ni dejar que vea los párpados de la mañana,
10 porque no cerró las puertas del vientre de mi madre,
ni ocultó los problemas a mis ojos.
 
11 “¿Por qué no he muerto desde el vientre?
¿Por qué no renuncié al espíritu cuando mi madre me dio a luz?
12 ¿Por qué me recibieron las rodillas?
¿O por qué el pecho, que debo amamantar?
13 Por ahora debería haberme acostado y callado.
Debería haber dormido, así habría descansado,
14 con reyes y consejeros de la tierra,
que construyeron lugares de desecho para sí mismos;
15 o con príncipes que tenían oro,
que llenaron sus casas de plata;
16 o como un nacimiento intempestivo oculto no había sido,
como niños que nunca vieron la luz.
17 Allí los malvados dejan de molestar.
Allí descansan los cansados.
18 Allí los prisioneros están a gusto juntos.
No oyen la voz del capataz.
19 Los pequeños y los grandes están allí.
El siervo es libre de su amo.
 
20 “¿Por qué se da luz al que está en la miseria?
vida a los amargados del alma,
21 que anhelan la muerte, pero no llega;
y cavar para ello más que para los tesoros ocultos,
22 que se regocijan en exceso,
y se alegran, cuando pueden encontrar la tumba?
23 Por qué se da luz a un hombre cuyo camino está oculto,
a los que Dios ha cobijado?
24 Porque mis suspiros llegan antes de comer.
Mis gemidos se derraman como agua.
25 Porque lo que temo viene sobre mí,
lo que me da miedo viene a mí.
26 No estoy tranquilo, ni tengo descanso;
pero los problemas vienen”.