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Una canción. Un Salmo de David.
Mi corazón está firme, Dios.
Cantaré y haré música con mi alma.
¡Despertad, arpa y lira!
Despertaré al amanecer.
Te daré gracias, Yahvé, entre las naciones.
Te cantaré alabanzas entre los pueblos.
Porque tu bondad es grande sobre los cielos.
Tu fidelidad llega a los cielos.
¡Sé exaltado, Dios, por encima de los cielos!
Que tu gloria sea sobre toda la tierra.
Para que tu amado sea liberado,
salva con tu mano derecha, y respóndenos.
Dios ha hablado desde su santuario: “En triunfo,
Dividiré Siquem, y mediré el valle de Sucot.
Galaad es mía. Manasés es mío.
Efraín también es mi casco.
Judá es mi cetro.
Moab es mi lavadero.
Lanzaré mi sandalia sobre Edom.
Gritaré sobre Filistea”.
10 ¿Quién me llevará a la ciudad fortificada?
¿Quién me llevará a Edom?
11 ¿No nos has rechazado, Dios?
No sales, Dios, con nuestros ejércitos.
12 Danos ayuda contra el enemigo,
porque la ayuda del hombre es vana.
13 A través de Dios, nosotroslo haremos con valentía,
ya que es él quien va a pisotear a nuestros enemigos.