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Una contemplación de David, cuando estaba en la cueva. Una oración.
Clamo con mi voz a Yahvé.
Con mi voz, pido a Yahvé misericordia.
Derramo mi queja ante él.
Le cuento mis problemas.
Cuando mi espíritu se sobrecogió dentro de mí,
que conocías mi ruta.
En el camino en el que camino,
han escondido una trampa para mí.
Mira a mi derecha y ve;
porque no hay nadie que se preocupe por mí.
El refugio ha huido de mí.
Nadie se preocupa por mi alma.
A ti, Yahvé, te clamé.
Le dije: “Tú eres mi refugio,
mi parte en la tierra de los vivos”.
Escucha mi grito,
porque estoy desesperado.
Líbrame de mis perseguidores,
porque son demasiado fuertes para mí.
Saca ami alma de la cárcel,
para que pueda dar gracias a tu nombre.
Los justos me rodearán,
porque tú serás bueno conmigo.