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Aquel día Tobit se acordó del dinero que había dejado en fideicomiso a Gabael en Rages de Media, y se dijo a sí mismo: He pedido la muerte; ¿por qué no llamo a mi hijo Tobías, para explicarle lo del dinero antes de morir? Y lo llamó y le dijo,
“Hijo mío, si muero, entiérrame. No desprecies a tu madre. Honradla todos los días de vuestra vida, y haced lo que le es grato, y no la entristezcáis. Recuerda, hijo mío, que ella ha visto muchos peligros por ti, cuando estabas en su vientre. Cuando haya muerto, entiérrala junto a mí en una sola tumba. Hija mía, acuérdate del Señor, nuestro Dios, todos tus días, y no dejes que tu voluntad se oriente al pecado y a la transgresión de sus mandamientos; haz la justicia todos los días de tu vida, y no sigas los caminos de la injusticia. Porque si haces lo que es verdadero, tus obras prosperarán para ti y para todos los que hacen la justicia. Da limosna de tus bienes. Cuando des limosna, no dejes que tu ojo sea envidioso. No apartes tu rostro de ningún pobre, y el rostro de Dios no se apartará de ti. Según sean tus bienes, da limosna de ellos según tu abundancia. Si tienes poco, no tengas miedo de dar limosna según ese poco; porque te guardas un buen tesoro para el día de la necesidad; 10 porque dar limosna libra de la muerte, y no te permite entrar en la oscuridad. 11 La limosna es un buen regalo a los ojos del Altísimo para todos los que la dan. 12 Guárdate, hijo mío, de toda fornicación, y toma primero una esposa de la descendencia de tus padres. No tomes una esposa extraña, que no sea de la tribu de tu padre; porque nosotros somos los descendientes de los profetas. Acuérdate, hija mía, de que Noé, Abraham, Isaac y Jacob, nuestros padres de antaño, todos tomaron esposas de su parentela, y fueron bendecidos en sus hijos, y su descendencia heredará la tierra. 13 Y ahora, hija mía, ama a tu parentela, y no desprecies en tu corazón a tu parentela y a los hijos y a las hijas de tu pueblo, para tomar mujer de ellos; porque en el desprecio hay destrucción y mucha molestia, y en la ociosidad hay decadencia y gran carencia; porque la ociosidad es la madre del hambre. 14 No dejes que te espere el salario de ningún hombre que trabaje para ti, sino dáselo de golpe. Si sirves a Dios, serás recompensado. Cuídate, hijo mío, en todas tus obras, y sé discreto en toda tu conducta. 15 Y lo que tú mismo odias, no lo hagas a nadie. No bebas vino hasta la embriaguez, ni dejes que la embriaguez te acompañe en tu camino. 16 Da de tu pan al hambriento y de tu ropa al que está desnudo. Da limosna de toda tu abundancia. No dejes que tu ojo sea envidioso cuando des limosna. 17 Derrama tu pan en el entierro* O, tumba de los justos, y no des nada a los pecadores. 18 Pide consejo a todo hombre sabio, y no desprecies ningún consejo que sea provechoso. 19 Bendice al Señor, tu Dios, en todo momento, y pídele que tus caminos sean rectos, y que prosperen todas tus sendas y consejos; porque toda nación no tiene consejo, pero el Señor mismo da todos los bienes, y humilla a quien quiere, como quiere. Y ahora, hijo mío, acuérdate de mis mandamientos, y que no se borren de tu mente. 20 Y ahora te explico lo de los diez talentos de plata que dejé en depósito a Gabael, hijo de Gabrias, en Rages de Media. 21 Y no temas, hijo mío, porque nos han hecho pobres. Tienes muchas riquezas, si temes a Dios, y te apartas de todo pecado, y haces lo que es agradable a sus ojos.”

*4:17 O, tumba