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Triunfo de la fe
Todo el que cree que Jesús es el Cristo, fue engendrado por Dios. Todo el que ama al que engendró, ama al que fue engendrado por Él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: cuando amemos a Dios y practiquemos sus Mandamientos, pues éste es el amor de Dios: que guardemos sus Mandamientos, y sus Mandamientos no son insoportables.
Porque todo lo nacido de Dios vence al mundo, y esta es la victoria que venció al mundo: nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
Por medio de agua y sangre
Éste es el que vino por medio de agua y sangre: Jesucristo. No solo por el agua, sino por el agua y por la sangre. El Espíritu es el que testifica, porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los que testifican: el Espíritu, el agua, y la sangre. Los tres concuerdan en lo mismo.
Si recibimos el testimonio de los hombres, el testimonio de Dios es mayor, porque éste es el testimonio de Dios, Quien testificó acerca de su Hijo.
10 El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en él mismo. El que no cree a Dios lo considera mentiroso, porque no creyó en el testimonio que Dios dio acerca de su Hijo. 11 Éste es el testimonio: Que Dios nos dio vida eterna, y esta vida está en su Hijo. 12 El que tiene al Hijo, tiene la vida. El que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.
Recapitulación
13 Estas cosas les escribí a los que creen en el Nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna.
14 Ésta es la confianza que tenemos ante Él: Que cuando pidamos algo conforme a su voluntad, nos escucha. 15 Si sabemos que nos escucha en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que solicitamos de Él.
16 Si alguno ve que su hermano comete un pecado que no sea para muerte, pedirá a Dios y se le dará vida. Me refiero a los que no pecan para muerte. Hay pecado para muerte, con respecto al cual no digo que ruegue. 17 Toda injusticia es pecado, pero hay pecado que no es para muerte.
18 Sabemos que todo el que fue engendrado por Dios no tiene la práctica de pecar, pues lo guarda el que fue engendrado por Dios, y el maligno no se apodera de él. 19 Sabemos que somos de Dios. El mundo entero está en el maligno. 20 Pero sabemos que el Hijo de Dios vino y nos dio entendimiento para que conozcamos al Verdadero. Y estamos en el Verdadero: en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios y Vida Eterna.
21 Hijitos, guárdense de los ídolos.