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Llamado al arrepentimiento
Escuchen la palabra que pronuncio como lamento por ustedes, oh Casa de Israel: La virgen de Israel cayó para no levantarse. Está tendido y abandonado su cuerpo. No hay quien la levante.
ʼAdonay Yavé dice a la Casa de Israel: La ciudad que salía con 1.000, queda con 100, y la que salía con 100, queda con diez.
Yavé dice a la Casa de Israel: Búsquenme y vivirán. No busquen a Bet-ʼEl, ni vayan a Gilgal, ni pasen a Beerseba, porque Gilgal ciertamente irá en cautiverio y Bet-ʼEl será reducida a escombro.
Busquen a Yavé para que vivan, no sea que Él acometa con fuego la casa de José, y nadie esté en Bet-ʼEl para apagarlo. Ustedes los que convierten el juicio en ajenjo y lanzan a tierra la justicia, busquen al que creó las Pléyades y Orión, que cambia en mañana la oscuridad y oscurece el día como la noche, al que llama a las aguas del mar y las derrama sobre la superficie de la tierra. Yavé es su Nombre, Quien irrumpe con destrucción repentina caiga contra la fortaleza para que la destruya.
10 Ellos aborrecen al que amonesta en la puerta y repugnan al que habla rectamente. 11 Por tanto, porque ustedes pisotean al pobre y reciben el tributo de sus granos, aunque edifiquen casas de piedra labrada, no vivirán en ellas. Aunque planten hermosas viñas no beberán su vino. 12 Yo conozco bien sus numerosas rebeliones y sus grandes pecados: Oprimen al justo, reciben soborno y atropellan a los pobres en la puerta. 13 Por tanto, el prudente calla en ese tiempo, porque es tiempo peligroso.
14 ¡Busquen el bien y no el mal, y vivirán. Yavé, ʼElohim de las huestes, estará con ustedes, tal como ustedes dicen! 15 Aborrezcan el mal, amen el bien y afirmen la justicia en la puerta. Tal vez Yavé, ʼElohim de las huestes, tenga compasión del remanente de José.
16 ʼAdonay Yavé, ʼElohim de las huestes dice: En todas las plazas habrá llanto y en todas las calles dirán: ¡Ay! ¡Ay! Y llamarán al labrador a duelo y a lamentación a los que saben lamentar. 17 En todas las viñas habrá llanto, porque pasaré entre ustedes, dice Yavé.
18 ¡Ay de los que anhelan el día de Yavé! ¿Para qué desean este día de Yavé? Será de tinieblas y no de luz, 19 como cuando uno huye del león y choca con un oso. O al entrar en su casa, apoya la mano en la pared y lo muerde una serpiente. 20 ¿No será el día de Yavé oscuridad y no luz? ¿Muy oscuro, sin resplandor?
21 ¡Aborrezco, repugno sus solemnidades! ¡Sus asambleas no me son olor grato! 22 Aunque me ofrezcan holocaustos y ofrendas vegetales, no las aceptaré, ni miraré sus sacrificios de paz con animales engordados. 23 Retiren el bullicio de los cánticos de mi Presencia. No quiero escuchar el sonido de tus arpas. 24 Pero fluya la justicia como las aguas, y la equidad como arroyo perenne.
25 ¿Me ofrecieron sacrificios y ofrendas en el desierto durante 40 años, oh Casa de Israel? 26 Más bien, llevaron a Sicut, su rey, y a Quiún, la estrella de sus ʼelohim que hicieron para ustedes. 27 Por tanto, promoveré que los deporten más allá de Damasco, dice Yavé, cuyo Nombre es ʼElohim de las huestes.