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Una confabulación
Se aproximaba la Pascua, la fiesta de los Panes sin Levadura. Los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo matarlo pero temían al pueblo.
Entonces Satanás entró en Judas Iscariote, quien era de los 12. Él fue y habló con los principales sacerdotes y magistrados en cuanto a cómo lo entregaría. Se regocijaron y acordaron darle plata. Él aceptó y buscaba una ocasión para entregárselo sin alboroto.
Celebración de la Pascua
Entonces llegó el día de los Panes sin Levadura. Era necesario sacrificar la pascua.
Envió a Pedro y Juan y les dijo: Vayan, prepárennos la pascua para que la comamos.
Y ellos le preguntaron: ¿Dónde quieres que la preparemos?
10 Él les contestó: Miren, vayan a la ciudad. Se encontrarán con un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo hasta la casa donde entre 11 y digan al dueño de la casa: El Maestro te pregunta: ¿Dónde está el aposento donde comeré la pascua con mis discípulos? 12 Él les mostrará un gran aposento alto ya listo. Preparen allí.
13 Ellos fueron y hallaron como les dijo, y prepararon la pascua.
14 Cuando llegó la hora Él se reclinó con los apóstoles 15 y les dijo: ¡Ardientemente deseé comer esta pascua con ustedes antes de mi padecimiento! 16 Porque les digo: Que de ningún modo la coma otra vez hasta que se cumpla en el reino de Dios.
17 Tomó una copa, dio gracias y dijo: Tomen esto y repártanlo entre ustedes, 18 porque de ahora en adelante, que de ningún modo beba del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios.
Origen de la Cena del Señor
19 Tomó un pan, dio gracias, lo partió, les dio y les dijo: Esto es mi cuerpo que es entregado por ustedes. Hagan esto en memoria de Mí.
20 Después de comerlo, tomó también la copa y dijo: Esta copa es el Nuevo Pacto en mi sangre, la cual es derramada por ustedes.
21 Pero observen, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa. 22 Porque en verdad, el Hijo del Hombre se conduce según lo que fue determinado. Pero ¡ay de aquel hombre que lo entrega!
23 Ellos discutieron quién sería el que iba a cometer esto.
El mayor
24 También discutieron entre ellos quién era el más importante.
25 Entonces Él les dijo: Los reyes de las naciones ejercen señorío sobre ellas, y los que tienen autoridad son llamados benefactores.
26 Pero no es así entre ustedes, sino el más importante es como el de menos importancia, y el líder como el que sirve. 27 Porque, ¿quién es más importante, el reclinado o el que sirve? ¿No es el reclinado? Y Yo estoy entre ustedes como el que sirve.
28 Pero ustedes son quienes permanecieron conmigo en mis pruebas.
29 Como mi Padre me asignó un reino, Yo también lo asigno a ustedes, 30 para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y se sienten en tronos a juzgar a las 12 tribus de Israel.
Anuncio sobre la negación de Pedro
31 Simón, Simón, piensa esto: Satanás te reclamó para zarandearte como el trigo.
32 Pero Yo hablé con Dios por ti para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando vuelvas, fortalece a tus hermanos.
33 Pero él le dijo: Señor, estoy listo a ir contigo tanto a la cárcel como a la muerte.
34 Él respondió: Pedro, un gallo no cantará hoy hasta que me niegues tres veces.
Las armas
35 Y les dijo: Cuando los envié sin bolsa, ni morral, ni sandalias, ¿les faltó algo?
Y ellos contestaron: Nada.
36 Pero ahora, el que tiene bolsa, llévela, y el que tiene morral, también. El que no tiene espada, venda su ropa y compre una. 37 Porque es necesario que se cumpla en Mí lo que está escrito:
Fue contado con inicuos. Porque lo que está escrito de Mí se cumple.
38 Ellos dijeron: Señor, aquí hay dos espadas.
Él les respondió: Es suficiente.
Conversación con Dios en Getsemaní
39 Como acostumbraba, fue a la Montaña de Los Olivos, y lo siguieron sus discípulos.
40 Cuando llegaron al lugar, les dijo: Hablen con Dios para que no entren en tentación.
41 Y Él se apartó de ellos como a distancia de un tiro de piedra, se arrodilló y hablaba con Dios: 42 Padre, si quieres, aparta esta copa de Mí, pero que no se cumpla mi voluntad, sino la tuya. [[ 43-44 ]]
45 Y cuando terminó de hablar con Dios, fue a los discípulos y los halló dormidos por causa de la tristeza. 46 Y les preguntó: ¿Por qué duermen? Levántense, hablen con Dios para que no entren en tentación.
El arresto del Señor Jesús
47 Mientras Él hablaba, apareció Judas, uno de los 12, seguido por una turba. Se acercó a Jesús para besarlo.
48 Jesús le preguntó: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?
49 Entonces al ver lo que sucedía, los que estaban alrededor de Él dijeron: Señor, dinos si atacamos con espada. 50 Uno de ellos atacó al esclavo del sumo sacerdote y le amputó la oreja derecha.
51 Entonces Jesús dijo: ¡Permitan aun esto! Y al agarrar la oreja, lo sanó.
52 Jesús dijo a los principales sacerdotes, oficiales del Templo y ancianos que llegaron contra Él: ¿Ustedes salieron con espadas y garrotes como contra un bandido? 53 Cada día Yo estaba con ustedes en el Templo, y no extendieron las manos contra Mí. Pero ésta es la hora de ustedes y la potestad de la oscuridad.
La negación de Pedro
54 Lo arrestaron y lo llevaron a la casa del sumo sacerdote. Y Pedro lo seguía de lejos. 55 Encendieron un fuego en medio del patio y se sentaron alrededor. Pedro se sentó entre ellos.
56 Entonces una esclava miró fijamente a Pedro quien estaba sentado frente a la lumbre, y dijo: ¡Éste también estaba con Él!
57 Pero él negó: ¡No lo conozco, mujer!
58 Un poco después, otro de ellos lo miró y dijo: Tú también eres de ellos.
Pedro contestó: ¡Hombre, no soy!
59 Como una hora más tarde, otro afirmaba: En verdad éste también estaba con Él, pues también es galileo.
60 Pedro respondió: ¡Hombre, no sé lo que dices!
Y al instante, mientras aún hablaba, un gallo cantó.
61 El Señor se volvió y miró a Pedro.
Y él recordó la Palabra que el Señor le dijo: Hoy, antes que un gallo cante, me negarás tres veces. 62 Salió y lloró amargamente.
Jesús ridiculizado y golpeado
63 Los hombres que lo custodiaban lo ridiculizaban y golpeaban, 64 le vendaron los ojos y le decían: Profetiza, ¿quién es el que te golpeó? 65 Y decían muchas otras cosas para blasfemar contra Él.
Presentado al Tribunal Supremo de los judíos
66 Cuando amaneció, se reunieron el presbiterio del pueblo, los principales sacerdotes y los escribas. Lo llevaron ante su Tribunal Supremo 67 y le dijeron: Si tú eres el Cristo, dinos.
Él les respondió: Si les digo, de ningún modo creerían, 68 y si les pregunto, de ningún modo responderían. 69 Pero desde ahora el Hijo del Hombre estará sentado a la derecha del poder de Dios.
70 Y le preguntaron: ¿Entonces Tú eres el Hijo de Dios?
Él les respondió: Ustedes dicen que Yo soy.
71 Entonces ellos preguntaron: ¿Qué necesidad tenemos aún de testimonio? Porque nosotros mismos lo oímos de su boca.