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Petición de una señal
1 Entonces algunos escribas y fariseos de Jerusalén se acercaron a Jesús para tentarlo. Le pidieron que les mostrara una señal del cielo.
2 Pero Él les respondió: [[ 3 ]]*Este versículo no se halla en los manuscritos más antiguos y confiables. 4 Esta generación perversa y adúltera demanda una señal milagrosa, pero no le será dada otra señal que la señal de Jonás. Después los dejó y salió.
Levadura de los fariseos y los saduceos
5 Los discípulos llegaron a la otra orilla. Olvidaron llevar pan.
6 Jesús les dijo: Estén atentos y guárdense de la levadura de los fariseos y saduceos.
7 Entonces razonaban entre ellos: Dice esto porque no trajimos pan.
8 Al saberlo, Jesús les preguntó: Oh faltos de fe, ¿por qué piensan ustedes que no tienen pan? 9 ¿Aún no entienden? ¿No recuerdan los cinco panes de los 5.000, y cuántos cestos recogieron? 10 ¿Ni los siete panes de los 4.000, y cuántas canastas recogieron? 11 ¿No entienden que no les hablo de pan, sino de guardarse de la levadura de los fariseos y saduceos?
12 Entonces entendieron que no les dijo guardarse de la levadura del pan, sino de la enseñanza de los fariseos y saduceos.
Confesión de Pedro
13 Después de llegar Jesús a los alrededores de Cesarea de Filipo, preguntaba a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?
14 Ellos contestaron: Unos, Juan el Bautista, otros Elías, y otros Jeremías o alguno de los profetas.
15 Les preguntó: Y ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?
16 Simón Pedro contestó: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
17 Jesús respondió: Inmensamente feliz eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre celestial. 18 Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. 19 Te daré las llaves del reino celestial, y todo lo que prohíbas en la tierra ya fue prohibido en el cielo, y todo lo que permitas en la tierra ya fue permitido en el cielo.
20 Entonces ordenó a los discípulos que a nadie dijeran que Él es el Cristo.
Primera predicción de su muerte y resurrección
21 Desde entonces Jesús comenzó a decir a sus discípulos que Él debía ir a Jerusalén y padecer mucho de parte de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas, y morir y ser resucitado al tercer día.
22 Pero Pedro lo tomó aparte y comenzó a reprenderlo: ¡Dios tenga compasión de Ti, Señor! De ningún modo te suceda esto.
23 Entonces Él dio la vuelta y le dijo a Pedro: ¡Colócate detrás de Mí, Satanás! Me eres tropiezo, pues no piensas lo de Dios, sino lo de los hombres.
24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. 25 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por causa de Mí, la hallará. 26 Pues, ¿qué aprovechará el hombre si gana todo el mundo y pierde su vida? O ¿qué dará el hombre a cambio de su alma?
27 Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno según sus obras.
Transfiguración de Jesús
28 En verdad les digo que hay algunos de los que están aquí, ¡que de ningún modo prueben muerte hasta que vean que el Hijo del Hombre viene en su reino!