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E Hiram, rey de Tiro, envió embajadores a David, y madera de cedro, y albañiles y carpinteros, para que le edificaran una casa.
Y entendió David que Jehová lo había confirmado por rey sobre Israel, y que había exaltado su reino sobre su pueblo Israel.
Entonces David tomó más esposas en Jerusalén y engendró David más hijos e hijas.
Y estos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón,
Ibhar, Elisúa, Elifelet,
Noga, Nefeg, Jafía,
Elisama, Beeliada y Elifelet.
Y oyendo los filisteos que David había sido ungido por rey sobre todo Israel, subieron todos los filisteos en busca de David. Y como David lo oyó, salió contra ellos.
Y vinieron los filisteos y se extendieron por el valle de Refaim.
10 Entonces David consultó a Dios, diciendo: ¿Subiré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mi mano? Y Jehová le dijo: Sube, que yo los entregaré en tus manos.
11 Subieron pues a Baal-perazim, y allí los hirió David. Dijo luego David: Dios rompió mis enemigos por mi mano, como se rompen las aguas. Por esto llamaron el nombre de aquel lugar Baal-perazim.
12 Y dejaron allí sus dioses, y David dijo que los quemasen.
13 Y volviendo los filisteos a extenderse por el valle,
14 David volvió a consultar a Dios, y Dios le dijo: No subas tras ellos, sino rodéalos, para venir a ellos por delante de los árboles de moras.
15 Y así que oigas venir un estruendo por las copas de los árboles de moras, sal luego a la batalla; porque Dios saldrá delante de ti, y herirá el ejército de los filisteos.
16 Hizo, pues, David como Dios le mandó, y derrotaron al ejército de los filisteos desde Gabaón hasta Gezer.
17 Y la fama de David fue divulgada por todas aquellas tierras; y Jehová puso temor de David sobre todas las naciones.