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Esto, pues, determiné para conmigo, no venir otra vez a vosotros con tristeza.
Porque si yo os contristo, ¿quién será entonces el que me alegre, sino aquel a quien yo contristé?
Y esto mismo os escribí, para que cuando yo venga no tenga tristeza de aquellos de quienes me debiera alegrar; confiando en todos vosotros de que mi gozo es el gozo de todos vosotros.
Porque por la mucha tribulación y angustia del corazón os escribí con muchas lágrimas; no para que fueseis contristados, sino para que supieseis cuán grande amor tengo para con vosotros.
Que si alguno ha causado tristeza, no me ha entristecido a mí sino en parte; para no sobrecargaros a todos vosotros.
Bástele al tal el castigo que le fue impuesto por muchos;
así que, al contrario, vosotros más bien debierais perdonarle y consolarle, para que el tal no sea consumido de demasiada tristeza.
Por lo cual os ruego que confirméis vuestro amor para con él.
Porque también por este fin os escribí, para saber la prueba de si vosotros sois obedientes en todo.
10 Y al que vosotros perdonéis algo, yo también lo perdono; porque si algo he perdonado, a quien lo he perdonado, por vosotros lo he hecho en la persona de Cristo;
11 para que no nos gane Satanás; pues no ignoramos sus maquinaciones.
12 Y cuando vine a Troas para predicar el evangelio de Cristo, y una puerta me fue abierta en el Señor,
13 no tuve reposo en mi espíritu, por no haber hallado a Tito mi hermano; mas despidiéndome de ellos, partí para Macedonia.
14 Mas a Dios gracias, el cual hace que siempre triunfemos en Cristo, y manifiesta la fragancia de su conocimiento por nosotros en todo lugar.
15 Porque para Dios somos de Cristo grata fragancia en los que son salvos, y en los que se pierden;
16 a estos ciertamente olor de muerte para muerte; y a aquéllos fragancia de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?
17 Porque no somos como muchos que adulteran la palabra de Dios; antes con sinceridad, como de parte de Dios, delante de Dios hablamos en Cristo.