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Y me dijo Jehová: Tómate un rollo grande, y escribe en él con pluma de hombre tocante a Maher-salal-has-baz.
Y tomé conmigo como testigos fieles para que confirmaran, al sacerdote Urías y a Zacarías, hijo de Jeberequías.
Y me allegué a la profetisa, la cual concibió y dio a luz un hijo. Y me dijo Jehová: Ponle por nombre Maher-salal-has-baz.
Porque antes que el niño sepa decir: Padre mío, y madre mía, será quitada la riqueza de Damasco y los despojos de Samaria, en la presencia del rey de Asiria.
Otra vez volvió Jehová a hablarme, diciendo:
Por cuanto este pueblo desechó las aguas de Siloé, que corren mansamente, y se regocijó con Rezín y con el hijo de Remalías,
por tanto, he aquí que el Señor hace subir sobre ellos las aguas del río, impetuosas y muchas, a saber, al rey de Asiria con toda su gloria; el cual subirá sobre todos sus cauces, y pasará sobre todas sus riberas;
y pasará a través de Judá, inundará y seguirá adelante, y hasta el cuello llegará; y la extensión de sus alas llenará la anchura de tu tierra, oh Emmanuel.
Reuníos, oh pueblos, y seréis destrozados; oíd, todos los que sois de lejanas tierras; ceñíos, y seréis destrozados; ceñíos, y seréis destrozados.
10 Tomad consejo, y será frustrado; proferid palabra, y no permanecerá; porque Dios está con nosotros.
11 Porque Jehová me habló así con mano fuerte, y me enseñó que no caminase por el camino de este pueblo, diciendo:
12 No llaméis conspiración a todas las cosas a que este pueblo llame conspiración, ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo.
13 A Jehová de los ejércitos, a Él santificad; sea Él vuestro temor, y sea Él vuestro miedo.
14 Entonces Él será por santuario; pero a las dos casas de Israel, por piedra de tropiezo y por roca de escándalo; y por lazo y por red a los moradores de Jerusalén.
15 Y muchos tropezarán entre ellos, y caerán, y serán quebrantados; se enredarán, y serán apresados.
16 Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos.
17 Esperaré, pues, en Jehová, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y a Él buscaré.
18 He aquí, yo y los hijos que me dio Jehová, por señales y prodigios en Israel, de parte de Jehová de los ejércitos que mora en el monte de Sión.
19 Y cuando os digan: Consultad a los que evocan a los muertos, y a los adivinos que susurran y murmuran, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos?
20 ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no hay luz en ellos.
21 Y pasarán por la tierra fatigados y hambrientos; y acontecerá que teniendo hambre, se enojarán y maldecirán a su rey y a su Dios, levantando el rostro en alto.
22 Y mirarán a la tierra, y he aquí, tribulación y tinieblas, oscuridad y angustia; y serán lanzados a las tinieblas.