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Salmo de David, cuando huía de Absalón su hijo
¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado los que me atribulan! Muchos se levantan contra mí.
Muchos dicen de mi alma: No hay para él ayuda en Dios. (Selah)
Pero tú, oh Jehová, eres escudo alrededor de mí, mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
Con mi voz clamé a Jehová, y Él me respondió desde su monte santo. (Selah)
Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sostuvo.
No temeré de diez millares de pueblos que pusieren sitio contra mí.
Levántate, oh Jehová; sálvame, oh Dios mío; porque tú has herido a todos mis enemigos en la quijada; has quebrado los dientes de los malos.
De Jehová es la salvación: Sobre tu pueblo es tu bendición. (Selah)