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Salmo de David
Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis súplicas: Respóndeme en tu fidelidad, y en tu justicia.
Y no entres en juicio con tu siervo; porque no se justificará delante de ti ningún viviente.
Porque el enemigo ha perseguido mi alma; ha postrado en tierra mi vida; me ha hecho habitar en tinieblas como los que hace tiempo están muertos.
Por tanto, mi espíritu está agobiado dentro de mí; mi corazón está desolado.
Me acuerdo de los días antiguos; medito en todas tus obras, pienso en las obras de tus manos.
Extiendo mis manos a ti; mi alma tiene sed de ti como la tierra sedienta. (Selah)
Respóndeme pronto, oh Jehová, porque mi espíritu desfallece: No escondas de mí tu rostro, no venga yo a ser semejante a los que descienden a la fosa.
Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado: Hazme saber el camino por el que debo andar, porque a ti elevo mi alma.
Líbrame de mis enemigos, oh Jehová; en ti me refugio.
10 Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Bueno es tu Espíritu; guíame a tierra de rectitud.
11 Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás; por tu justicia, sacarás mi alma de angustia.
12 Y por tu misericordia disipa a mis enemigos, y destruye a todos los que afligen mi alma; porque yo soy tu siervo.