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¿QUIÉN como el sabio? ¿y quién como el que sabe la declaración de las cosas? La sabiduría del hombre hará relucir su rostro, y mudaráse la tosquedad de su semblante.
Yo te aconsejo que guardes el mandamiento del rey y la palabra del juramento de Dios.
No te apresures a irte de delan­te de él, ni en cosa mala persistas; porque él hará todo lo que qui­siere:
Donde está la palabra del rey, hay poder. ¿Y quién le dirá: Qué haces?
El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el tiem­po y el juicio conoce el corazón del sabio.
Porque para todo lo que quisie­res hay tiempo y juicio; mas el trabajo del hombre es grande sobre él;
Porque no sabe lo que ha de ser; y el cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseñará?
No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte: y no valen armas en tal guerra; ni la impiedad librará al que la posee.
Todo esto he visto, y puesto he mi corazón en todo lo que deba­jo del sol se hace: hay tiempo en que el hombre se enseñorea del hombre para mal suyo.
10 Esto vi también: que los impíos sepultados vinieron aún en memoria; mas los que partieron del lugar santo, fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde con rectitud habían obra­do. Esto también es vanidad.
11 Por cuanto la sentencia contra la mala obra no se ejecuta enseguida, entonces el corazón de los hijos de los hom­bres está en ellos entregado para hacer mal.
12 Bien que el pecador haga mal cien veces, y le sea dilatado el castigo, con todo yo también sé que los que a Dios temen tendrán bien, los que temieren ante su presencia;
13 Y que el impío no tendrá bien, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuan­to no temió delante de la presen­cia de Dios.
14 Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos; y hay impíos a quienes acaece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad.
15 Por tanto alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba, y se alegre; y que esto se le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le dio debajo del sol.
16 Yo pues di mi corazón a cono­cer sabiduría, y a ver la faena que se hace sobre la tierra; (porque hay quien ni de noche ni de día ve sueño en sus ojos;)
17 Y he visto todas las obras de Dios, que el hombre no puede alcanzar la obra que debajo del sol se hace; por mucho que tra­baje el hombre buscándola, no la hallará: aunque diga el sabio que la sabe, no por eso podrá alcan­zarla.