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Y EN aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está por los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue después que hubo gente hasta entonces: mas en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallaren escritos en el libro.
Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán des­pertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.
Y los que fueren sabios resplandece­rán como el resplandor del fir­mamento; y los que volvieren muchos a la justicia, como las estrellas a perpetua eternidad.
Pero tú Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin: pasarán muchos, y multiplicaráse el conocimien­to.
Y yo, Daniel, miré, y he aquí otros dos que estaban, el uno de esta parte a la orilla del río, y el otro de la otra parte a la orilla del río.
Y dijo uno al varón vestido de lienzos, que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin de estas maravillas?
Y oía al varón vestido de lien­zos, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el Viviente en los siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad. Y cuando se acabare el esparci­miento del escuadrón del pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas.
Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Oh Señor mío, ¿qué será el cum­plimiento de estas cosas?
Y dijo: Anda, Daniel, que estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del cumplimien­to.
10 Muchos serán limpios, y emblanquecidos, y purificados; mas los impíos obrarán impía­mente, y ninguno de los impíos entenderá, pero entenderán los sabios.
11 Y desde el tiempo que fuere quitado el continuo sacrificio, y puesta la abominación desoladora, habrá mil doscientos y noventa días.
12 Bienaventurado el que espe­rare, y llegare hasta mil trescien­tos treinta y cinco días.
13 Y tú irás al fin, y reposarás, y te levantarás en tu suerte al fin de los días.