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EN el mes séptimo, a los veinte y uno del mes, vino la palabra del SEÑOR por mano del profeta Haggeo, diciendo:
Habla ahora a Zorobabel hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, gran sacerdote, y al resto del pueblo, diciendo:
¿Quién ha quedado entre voso­tros que haya visto esta casa en su primera gloria, y cual ahora la veis? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?
Pues ahora, Zorobabel, esfuér­zate, dice el SEÑOR; esfuérzate también Josué, hijo de Josadac, gran sacerdote; y cobra ánimo, pueblo todo de la tierra, dice el SEÑOR, y obrad: porque yo soy con vosotros, dice el SEÑOR de los ejércitos.
Según el pacto que concerté con vosotros a vuestra salida de Egipto, así mi espíritu estará en medio de vosotros: no temáis.
Porque así dice el SEÑOR de los ejércitos: De aquí a poco aun haré yo temblar los cielos y la tierra, y el mar y la seca:
Y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y henchiré esta casa de gloria, ha dicho el SEÑOR de los ejércitos.
Mía es la plata, y mío el oro, dice el SEÑOR de los ejércitos.
La gloria de esta casa pos­trera será mayor que la de la pri­mera, ha dicho el SEÑOR de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice el SEÑOR de los ejér­citos.
10 A veinticuatro del noveno mes, en el segundo año de Darío, vino la palabra del SEÑOR por mano del profeta Haggeo, diciendo:
11 Así ha dicho el SEÑOR de los ejércitos: Pregunta ahora a los sacerdotes acerca de la ley, diciendo:
12 Si llevare alguno las carnes sagradas en la falda de su ropa, y con el vuelo de ella tocare el pan, o la vianda, o el vino, o el aceite, o cualquier otra comida, ¿será santificado? Y respondieron los sacerdotes, y dijeron: No.
13 Y dijo Haggeo: Si un inmun­do a causa de cuerpo muerto tocare alguna cosa de éstas, ¿será inmunda? Y respondieron los sacerdotes, y dijeron: Inmunda será.
14 Y respondió Haggeo y dijo: Así es este pueblo, y esta nación, delante de mí, dice el SEÑOR, y asimismo toda obra de sus manos; y todo lo que aquí ofre­cen es inmundo.
15 Ahora pues, poned vuestro corazón desde este día en adelan­te, antes que pusiesen piedra sobre piedra en el templo del SEÑOR:
16 Antes que fuesen estas cosas, venían al montón de veinte hane­gas, y había diez; venían al lagar para sacar cincuenta cántaros del lagar, y había veinte.
17 Os herí con viento solano, y con tizoncillo, y con granizo en toda obra de vuestras manos; mas no os convertisteis a mí, dice el SEÑOR.
18 Pues poned ahora vuestro corazón desde este día en adelan­te, desde el día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento al templo del SEÑOR; poned vuestro corazón.
19 ¿Aun no está la simiente en el granero? Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de la oliva ha todavía florecido: mas desde este día daré bendición.
20 Y vino otra vez la palabra del SEÑOR a Haggeo, a los veinticuatro del mismo mes, diciendo:
21 Habla a Zorobabel, goberna­dor de Judá, diciendo: Yo haré temblar los cielos y la tierra;
22 Y trastornaré el trono de los reinos, y destruiré la fuerza del reino de las gentes; y trastornaré el carro, y los que en él suben; y vendrán abajo los caballos, y los que en ellos montan, cada cual por la espada de su hermano.
23 En aquel día, dice el SEÑOR de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel, hijo de Sealtiel, sier­vo mío, dice el SEÑOR, y poner­te he como anillo de sellar: por­que yo te escogí, dice el SEÑOR de los ejércitos.