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ASÍ dice el SEÑOR a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán:
Yo iré delante de ti, y endere­zaré las tortuosidades; quebran­taré puertas de latón, y cerrojos de hierro haré pedazos;
Y te daré los tesoros escondi­dos, y los secretos muy guarda­dos; para que sepas que yo soy el SEÑOR, el Dios de Israel, que te pongo nombre.
Por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; púsete sobrenom­bre, aunque no me conociste.
Yo soy el SEÑOR, y ninguno más hay, no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me cono­ciste;
Para que se sepa desde el nacimiento del sol, y desde donde se pone, que no hay más que yo; yo el SEÑOR, y ninguno más que yo:
Que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo el mal. Yo, el SEÑOR, que hago todo esto.
Rociad, cielos, de arriba, y las nubes destilen la justicia; ábrase la tierra, y prodúzcanse la salva­ción y la justicia; háganse brotar juntamente. Yo el SEÑOR lo he creado.
¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡el tiesto con los tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro al que lo labra: Qué haces; o tu obra: No tiene manos?
10 ¡Ay del que dice al padre: ¿Por qué engendraste? y a la mujer: ¿Por qué pariste?
11 Así dice el SEÑOR, el Santo de Israel, y su Formador: Preguntadme de las cosas por venir; mandadme acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mis manos.
12 Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé.
13 Yo lo desperté en justicia, y enderezaré todos sus caminos; él edificará mi ciudad, y soltará mis cautivos, no por precio ni por dones, dice el SEÑOR de los ejércitos.
14 Así dice el SEÑOR: El traba­jo de Egipto, las mercaderías de Etiopía, y los sabeos, hombres agigantados, se pasarán a ti, y serán tuyos; irán en pos de ti, pasarán con grillos: a ti harán reverencia, y a ti suplicarán, diciendo: Cierto, en ti está Dios, y no hay otro fuera de Dios.
15 Verdaderamente tú eres Dios que te encubres, oh Dios de Israel, el Salvador.
16 Confusos y avergonzados serán todos ellos; irán con afren­ta todos los fabricadores de imá­genes.
17 Israel es salvo en el SEÑOR con salvación eterna; no os aver­gonzaréis, ni os afrentaréis, por todos los siglos.
18 Porque así dice el SEÑOR, que creó los cielos; él solo es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la estableció; no la creó en vano, para que fuese habitada la formó: Yo el SEÑOR, y ninguno más que yo.
19 No hablé en escondido, en lugar de tierra de tinieblas; no dije a la generación de Jacob: En vano me buscáis. Yo soy el SEÑOR que hablo justicia, que anuncio rectitud.
20 Reuníos, y venid; acercaos, todos los que habéis escapado de las nacio­nes. No tienen conocimiento aquellos que eri­gen el madero de su imagen esculpida, y los que ruegan a un dios que no puede salvar.
21 Publicad, y haced llegar, y entren todos en consulta: ¿quién hizo oír esto desde el principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo el SEÑOR? Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador: nin­gún otro fuera de mí.
22 Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra: porque yo soy Dios, y no hay más.
23 Por mí mismo hice juramen­to, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada: que a mí se doblará toda rodilla, jura­rá toda lengua.
24 Y diráse de mí: Ciertamente en el SEÑOR está la justicia y la fuerza: a él vendrán, y todos los que contra él se enardecen, serán avergonzados.
25 En el SEÑOR será justificada y se gloriará toda la generación de Israel.