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LEVÁNTATE, resplandece; que ha venido tu lumbre, y la gloria del SEÑOR ha nacido sobre ti.
Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad los pueblos: mas sobre ti nacerá el SEÑOR, y sobre ti será vista su gloria.
Y andarán los gentiles a tu luz, y los reyes al resplandor de tu naci­miento.
Alza tus ojos en derredor, y mira: todos estos se han juntado, vinieron a ti: tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas sobre el lado serán criadas.
Entonces verás y resplandece­rás; y se maravillará y ensancha­rá tu corazón, que se haya vuelto a ti la multitud del mar, y la for­taleza de los gentiles haya venido a ti.
Multitud de camellos te cubri­rá, dromedarios de Madián y de Efa; vendrán todos los de Seba; traerán oro e incienso, y publica­rán alabanzas del SEÑOR.
Todo el ganado de Cedar será juntado para ti: carneros de Nebaiot te serán servidos: serán ofrecidos con agrado sobre mi altar, y glorificaré la casa de mi gloria.
¿Quiénes son estos que vuelan como nubes, y como palomas a sus ventanas?
Ciertamente a mí esperarán las islas, y las naves de Tarsis desde el principio, para traer tus hijos de lejos, su plata y su oro con ellos, al nombre del SEÑOR tu Dios, y al Santo de Israel, que te ha glorificado.
10 Y los hijos de los extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes te servirán; porque en mi ira te herí, mas en mi buena voluntad tendré de ti misericordia.
11 Tus puertas estarán de conti­nuo abiertas; no se cerrarán de día ni de noche; para que sea tra­ída a ti fortaleza de los gentiles, y sus reyes conducidos.
12 Porque la nación o el reino que no te sirviere, perecerá; y del todo serán asoladas.
13 La gloria del Líbano vendrá a ti, hayas, pinos, y bojes junta­mente, para decorar el lugar de mi santuario; y yo honraré el lugar de mis pies.
14 Y vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron, y a las pisadas de tus pies se encor­varán todos los que te escarnecí­an, y llamarte han Ciudad del SEÑOR, Sión del Santo de Israel.
15 En lugar de que has sido des­echada y aborrecida, y que no había quien por ti pasase, poner­te he en gloria eterna, gozo de generación y generación.
16 Y mamarás la leche de los gentiles, el pecho de los reyes mamarás; y conocerás que yo el SEÑOR soy el Salvador tuyo, y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.
17 En vez de latón traeré oro, y por hierro plata, y por madera latón, y en lugar de piedras hie­rro; y pondré paz por tu tributo, y justicia por tus exactores.
18 Nunca más se oirá en tu tierra violencia, destrucción ni que­brantamiento en tus términos; mas a tus muros llamarás Salvación, y a tus puertas Alabanza.
19 El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará; sino que el SEÑOR te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria.
20 No se pondrá jamás tu sol, ni menguará tu luna: porque te será el SEÑOR por luz perpetua, y los días de tu luto serán acabados.
21 Y tu pueblo, todos ellos serán justos, para siempre heredarán la tierra; renuevos de mi plantío, obra de mis manos, para glorifi­carme.
22 El pequeño será por mil; el menor, por nación fuerte. Yo el SEÑOR a su tiempo haré que esto sea presto.