12
JUSTO eres tú, oh SEÑOR, aunque yo contigo dispute: pero hablaré juicios contigo. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos, y tienen bien todos los que se portan deslealmente?
Plantástelos, y echaron raíces; progresaron, e hicieron fruto; cercano estás tú en sus bocas, mas lejos de sus entrañas.
Pero tú, oh SEÑOR, me conoces; vísteme, y probaste mi corazón para contigo: arráncalos como a ovejas para el degollade­ro, y señálalos para el día de la matanza.
¿Hasta cuándo estará desierta la tierra, y marchita la hierba de todo el campo? Por la maldad de los que en ella moran, faltaron los ganados, y las aves; porque dijeron: No verá él nuestras postrimerías.
Si corriste con los de a pié, y te cansaron, ¿cómo contenderás con los caballos? Y si en la tierra de paz estabas quieto, ¿cómo harás en la hinchazón del Jordán?
Porque aun tus hermanos y la casa de tu padre, aun ellos se levantaron contra ti, aun ellos dieron voces en pos de ti. No los creas, cuando bien te hablaren.
He dejado mi casa, desamparé mi heredad, entregado he lo que amaba mi alma en mano de sus enemigos.
Fue para mí mi heredad como león en breña: contra mí dio su voz; por tanto la aborrecí.
Mi heredad es para mí como ave moteado, están contra ella aves en derredor. Venid, reuníos todas las bestias del campo, venid a devorar.
10 Muchos pastores han destruí­do mi viña, hollaron mi heredad, tornaron en desierto y soledad mi heredad preciosa.
11 Fue puesta en asolamiento, y lloró sobre mí, asolada: fue aso­lada toda la tierra, porque no hubo hombre que mirase.
12 Sobre todos los lugares altos del desierto vinieron disipadores: porque la espada del SEÑOR devorará desde el un extremo de la tierra hasta el otro extremo: no habrá paz para ninguna carne.
13 Sembraron trigo, y segarán espinas; tuvieron la heredad, mas no aprovecharon nada: se aver­gonzarán de vuestros frutos, a causa de la ardiente ira del SEÑOR.
14 Así dijo el SEÑOR contra todos mis malos vecinos, que tocan la heredad que hice poseer a mi pueblo Israel: He aquí que yo los arrancaré de su tierra, y arrancaré de en medio de ellos la casa de Judá.
15 Y será que, después que los hubiere arrancado, tornaré y ten­dré compasión de ellos, y haré­los volver cada uno a su heredad, y cada cual a su tierra.
16 Y será que, si cuidadosamen­te aprendieren los caminos de mi pueblo, para jurar en mi nombre, diciendo, Vive el SEÑOR, así como enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal; ellos serán pros­perados en medio de mi pueblo.
17 Mas si no obedecieren, arrancaré a la tal nación, sacándola de raíz, y destruyendo, dice el SEÑOR.