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Y ACONTECIÓ en el cuarto año de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, que vino esta palabra a Jeremías, del SEÑOR, diciendo:
Tómate un rollo de libro, y escribe en él todas las palabras que te he hablado contra Israel y contra Judá, y contra todas las naciones, desde el día que comencé a hablarte, desde los días de Josías hasta hoy.
Quizá oirá la casa de Judá todo el mal que yo pienso hacerles, para volverse cada uno de su mal camino, y yo perdonaré su mal­dad y su pecado.
Y llamó Jeremías a Baruc hijo de Nerías, y escribió Baruc de boca de Jeremías, en un rollo de libro, todas las palabras que el SEÑOR le había hablado.
Después mandó Jeremías a Baruc, diciendo: Yo estoy preso, no puedo entrar en la casa del SEÑOR:
Entra tú pues, y lee de este rollo que escribiste de mi boca, las palabras del SEÑOR en oídos del pueblo, en la casa del SEÑOR, el día del ayuno; y las leerás también en oídos de todo Judá que vienen de sus ciudades.
Quizá caerá oración de ellos en la presencia del SEÑOR, y tornaráse cada uno de su mal cami­no; porque grande es el furor y la ira que ha expresado el SEÑOR contra este pueblo.
Y Baruc hijo de Nerías hizo conforme a todas las cosas que le mandó Jeremías profeta, leyendo en el libro las palabras del SEÑOR en la casa del SEÑOR.
Y aconteció en el año quinto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, en el mes noveno, que pro­mulgaron ayuno en la presencia del SEÑOR, a todo el pueblo de Jerusalem, y a todo el pueblo que venía de las ciudades de Judá a Jerusalem.
10 Y Baruc leyó en el libro las palabras de Jeremías en la casa del SEÑOR, en la cámara de Gemarías hijo de Safán escri­ba, en el patio de arriba, a la entrada de la puerta nueva de la casa del SEÑOR, en oídos del pueblo.
11 Y Micaías hijo de Gemarías, hijo de Safán, habiendo oído del libro todas las palabras del SEÑOR,
12 Descendió a la casa del rey, a la cámara del secretario, y he aquí que todos los príncipes esta­ban allí sentados, a saber: Elisama secretario, y Delaías hijo de Semeías, y Elnatán hijo de Acbor, y Gemarías hijo de Safán, y Sedequías hijo de Ananías, y todos los príncipes.
13 Y contóles Micaías todas las palabras que había oído leyendo Baruc en el libro en oídos del pueblo.
14 Entonces enviaron todos los príncipes a Jehudí hijo de Netanías, hijo de Selemías, hijo de Cusi, para que dijese a Baruc: Toma el rollo en que leíste a oídos del pueblo, y ven. Y Baruc, hijo de Nerías, tomó el rollo en su mano, y vino a ellos.
15 Y dijéronle: Siéntate ahora, y léelo en nuestros oídos. Y leyó Baruc en sus oídos.
16 Y sucedió que, como oyeron todas aquellas palabras, cada uno se volvió espantado a su compañe­ro, y dijeron a Baruc: Sin duda contaremos al rey todas estas palabras.
17 Preguntaron luego a Baruc, diciendo: Cuéntanos ahora cómo escribiste de boca de Jeremías todas estas palabras.
18 Y Baruc les dijo: Él me dic­taba de su boca todas estas pala­bras, y yo escribía con tinta en el libro.
19 Entonces dijeron los príncipes a Baruc: Ve, y escóndete tú y Jeremías, y nadie sepa dónde estáis.
20 Y entraron al rey al patio, habiendo depositado el rollo en la cámara de Elisama secretario; y contaron en los oídos del rey todas estas palabras.
21 Y envió el rey a Jehudí a que tomase el rollo, el cual lo tomó de la cámara de Elisama secreta­rio, y leyó en él Jehudí en oídos del rey, y en oídos de todos los príncipes que junto al rey estaban.
22 Y el rey estaba en la casa de invierno en el mes noveno, y había un brasero ardiendo delan­te de él;
23 Y sucedió que, como Jehudí hubo leído tres o cuatro planas, rasgó­lo con una espada de escribanía, y echólo en el fuego que había en el brasero, hasta que todo el rollo se consumió sobre el fuego que en el brasero había.
24 Y no tuvieron temor, ni rasga­ron sus vestiduras, el rey y todos sus siervos que oyeron todas estas palabras.
25 Y aunque Elnatán y Delaías y Gemarías rogaron al rey que no quemase aquel rollo, no los quiso oír:
26 Antes mandó el rey a Jerameel hijo de Amelec, y a Seraías hijo de Azriel, y a Selemías hijo de Abdeel, que prendiesen a Baruc el escribien­te y a Jeremías profeta; mas el SEÑOR los escondió.
27 Y vino la palabra del SEÑOR a Jeremías, después que el rey quemó el rollo, las palabras que Baruc había escrito de boca de Jeremías, diciendo:
28 Vuelve a tomar otro rollo, y escribe en él todas las palabras primeras, que estaban en el pri­mer rollo que quemó Joacim, el rey de Judá.
29 Y dirás a Joacim rey de Judá: Así ha dicho el SEÑOR: Tú que­maste este rollo, diciendo: ¿Por qué escribiste en él, diciendo: De cierto vendrá el rey de Babilonia, y destruirá esta tierra, y hará que no queden en ella hombres ni animales?
30 Por tanto, así ha dicho el SEÑOR, en orden a Joacim rey de Judá: No tendrá quien se sien­te sobre el trono de David; y su cuerpo será echado al calor del día y al hielo de la noche.
31 Y visitaré sobre él, y sobre su simiente, y sobre sus siervos, su maldad; y traeré sobre ellos, y sobre los moradores de Jerusalem, y sobre los varones de Judá, todo el mal que les he dicho y no escucharon.
32 Y tomó Jeremías otro rollo, y diólo a Baruc hijo de Nerías escriba; y escribió en él de boca de Jeremías todas las palabras del libro que quemó en el fuego Joacim rey de Judá; y aun fueron añadidas sobre ellas muchas otras palabras semejantes.