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Y ACONTECIÓ en aquellos días que salió un edicto de parte de Augusto César, para que todo el mundo fuera empadronado.
Este empadronamiento primero fue hecho, siendo Cirenio gobernador de la Siria.
E iban todos para ser empadronados cada uno a su propia ciudad.
Y José también subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belem, por cuanto era de la casa y familia de David;
Para ser empadronado, con María su esposa desposada con él, la cual estaba encinta.
Y aconteció que estando ellos allí, los días en que ella había de parir se cumplieron.
Y parió a su hijo primogénito, y le envolvió en pañales, y le acostó en el pesebre; porque no había lugar para ellos en el mesón.
Y había en la misma región pastores que vivían en los campos, y guardaban las velas de la noche sobre su rebaño.
Y, he aquí, el ángel del Señor vino sobre ellos, y la gloria del Señor resplandeció en derredor de ellos, y tuvieron gran temor.
10 Mas el ángel les dijo: No temáis, porque he aquí os traigo nuevas de gran gozo, que será a todo el pueblo:
11 Que os es nacido hoy en la ciudad de David, el Salvador, que es Cristo el Señor.
12 Y esto os será por señal: hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en el pesebre.
13 Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de ejércitos celestiales, que alababan a Dios, y decían:
14 Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, y a los hombres buena voluntad.
15 Y aconteció, que como los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores dijeron los unos a los otros: Pasemos ya hasta Belem y veamos esta cosa que ha sucedido, la cual el Señor nos ha manifestado.
16 Y vinieron con prisa, y hallaron a María, y a José, y al niño acostado en el pesebre.
17 Y cuando lo hubieron visto, hicieron notoria la palabra que les había sido dicha del niño.
18 Y todos los que lo oyeron, se maravillaron de las cosas que los pastores les decían.
19 Mas María guardaba todas estas cosas ponderándolas en su corazón.
20 Y se volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como les había sido dicho.
21 Y cuando fueron cumplidos ocho días para circuncidar al niño, llamaron su nombre JESÚS, el cual fue así llamado por el ángel antes que él fuese concebido en el vientre.
22 Y cuando fueron cumplidos los días de la purificación de ella conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalem para presentarle al Señor,
23 (Como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz, será llamado santo al Señor;)
24 Y para ofrecer sacrificio, conforme a lo que está dicho en la ley del Señor, un par de tórtolas, o dos palominos.
25 Y, he aquí, había un hombre en Jerusalem, llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo era sobre él.
26 Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Cristo del Señor.
27 Y vino por el Espíritu al templo. Y cuando metieron al niño Jesús sus padres en el templo, para hacer por él conforme a la costumbre de la ley,
28 Entonces él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, y dijo:
29 Ahora despides, Señor, a tu siervo, conforme a tu palabra, en paz:
30 Porque han visto mis ojos tu salvación,
31 La cual has aparejado ante la faz de todos los pueblos:
32 Luz para revelación a los gentiles, y la gloria de tu pueblo Israel.
33 Y José y su madre estaban maravillados de las cosas que se decían de él.
34 Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, que este niño es puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal a la que será contradicho;
35 (Y una espada traspasará también tu propia alma) para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.
36 Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser; la cual era ya de grande edad, y había vivido con su marido siete años desde su virginidad.
37 Y era viuda de como ochenta y cuatro años, que no se apartaba del templo, en ayunos y oraciones sirviendo de noche y de día.
38 Y ésta, sobreviniendo en la misma hora, también daba gracias al Señor, y hablaba de él a todos los que esperaban la redención en Jerusalem.
39 Y cuando ellos hubieron cumplido todas las cosas según la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
40 Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios era sobre él.
41 Y sus padres iban todos los años a Jerusalem en la fiesta de la pascua.
42 Y cuando él fue de doce años, ellos subieron a Jerusalem conforme a la costumbre de la fiesta.
43 Y acabados los días, volviendo ellos, se quedó el niño Jesús en Jerusalem, sin saberlo José y su madre.
44 Y pensando que estaba en la compañía, anduvieron camino de un día; y le buscaban entre los parientes y entre los conocidos.
45 Y cuando no le hallasen, volvieron a Jerusalem, buscándole.
46 Y aconteció, que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores, oyéndoles, y preguntándoles.
47 Y todos los que le oían, estaban atónitos de su entendimiento y respuestas.
48 Y cuando le vieron se maravillaron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con dolor.
49 Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es menester que yo estuviese en el negocio de mi Padre?
50 Mas ellos no entendieron las palabras que les habló.
51 Y descendió con ellos, y vino a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.
52 Y Jesús crecía en sabiduría, y en estatura, y en favor para con Dios y de los hombres.