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AHORA pues, oh sacerdotes, a vosotros es este mandamiento.
Si no oyereis, y si no propusiereis en vuestro corazón, dar gloria a mi nombre, dice el SEÑOR de los ejércitos, enviaré maldición sobre vosotros, y maldeciré vuestras bendiciones; y ya las he maldecido, porque no lo ponéis en vuestro corazón.
He aquí, yo os daño la sementera, y esparciré el estiércol sobre vuestros rostros, aun el estiércol de vuestras fiestas solemnes, y con él seréis removidos.
Y sabréis que yo os envié este mandamiento, para que fuese mi pacto con Leví, ha dicho el SEÑOR de los ejércitos.
Mi pacto fue con él de vida y de paz, las cuales cosas yo le di por el temor con que me temió, y delante de mi nombre estuvo humillado.
La Ley de verdad estuvo en su boca, e iniquidad no fue hallada en sus labios: en paz y en justicia anduvo conmigo, y a muchos hizo apartar de la iniquidad.
Porque los labios de los sacer­dotes han de guardar el conocimiento, y de su boca buscarán la ley; porque mensajero es del SEÑOR de los ejércitos.
Mas vosotros os habéis aparta­do del camino; habéis hecho tro­pezar a muchos en la ley; habéis corrompido el pacto de Leví, dice el SEÑOR de los ejércitos.
Por tanto, yo también os torné viles y bajos a todo el pueblo, según que vosotros no habéis guardado mis caminos, y en la ley tenéis acepción de personas.
10 ¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué menos­preciaremos cada uno a su her­mano, quebrantando el pacto de nuestros padres?
11 Prevaricó Judá, y en Israel y en Jerusalem ha sido cometida abominación; porque Judá ha profanado la santidad del SEÑOR que amó, y casádose con hija de dios extraño.
12 El SEÑOR talará de los tabernáculos de Jacob al hombre que hiciere esto, al que vela, y al que responde, y al que ofrece presen­te al SEÑOR de los ejércitos.
13 Y esta otra vez haréis cubrir el altar del SEÑOR de lágrimas, de llanto, y de clamor; así que no miraré más a presente, para acep­tarlo con gusto de vuestra mano.
14 Mas diréis: ¿Por qué? Porque el SEÑOR ha atestiguado entre ti y la esposa de tu mocedad, contra la cual tú has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la esposa de tu pacto.
15 Pues qué ¿No hizo él uno solo aunque tenía la abundancia del espíritu? ¿Y por qué uno? Para que procurara una simiente de Dios. Guardaos pues en vuestros espíritus, y contra la esposa de vuestra mocedad no seáis deslea­les.
16 Porque el SEÑOR, el Dios de Israel ha dicho que él aborrece que sea repudiada; y cubra la iniquidad con su vestidura, dijo el SEÑOR de los ejércitos. Guardaos pues en vuestros espíritus, y no seáis desleales.
17 Habéis hecho cansar al SEÑOR con vuestras palabras. Y diréis: ¿En qué le hemos cansa­do? Cuando decís: Cualquiera que mal hace agrada al SEÑOR, y en los tales toma contenta­miento: de otra manera, ¿Dónde está el Dios de juicio?