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Y ENTRÓ otra vez en Capernaum después de algunos días; y se oyó que estaba en casa.
E inmediatamente se allegaron muchos, que ya no cabían ni aun al contorno de la puerta; y les predicaba la palabra.
Entonces vienen a él trayendo un paralítico, que era llevado de cuatro.
Y como no podían llegar a él a causa de la multitud, destecharon el techo donde estaba, y habiéndolo destechado, bajaron el lecho en que el paralítico estaba echado.
Y cuando Jesús vio la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.
Y estaban allí sentados ciertos de los escribas, los cuales razonaban en sus corazones,
¿Por qué habla éste blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?
Y conociendo inmediatamente Jesús en su espíritu que razonaban esto dentro de sí, les dijo: ¿Por qué razonáis estas cosas en vuestros corazones?
¿Cuál es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, y toma tu lecho, y anda?
10 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados, (dice al paralítico:)
11 A ti digo: Levántate, y toma tu lecho, y vete a tu casa.
12 Y él se levantó inmediatamente, y tomando el lecho, se salió delante de todos, de manera que todos quedaron atónitos, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca tal hemos visto.
13 Y volvió a salir al mar, y toda la multitud venía a él, y les enseñaba.
14 Y pasando, vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado al banco de los públicos tributos, y le dice: Sígueme. Y levantándose, le siguió.
15 Y aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él, muchos publicanos y pecadores se sentaban también juntamente con Jesús y sus discípulos: porque había muchos, y le seguían.
16 Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con publicanos, y con pecadores, dijeron a sus discípulos: ¿Qué es esto, que él come y bebe con publicanos y pecadores?
17 Y oyéndoles Jesús, les dice: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos. No he venido a llamar a los justos, mas los pecadores a arrepentimiento.
18 Y los discípulos de Juan, y los de los fariseos ayunaban; y vienen, y le dicen: ¿Por qué los discípulos de Juan, y los de los fariseos ayunan; y tus discípulos no ayunan?
19 Y Jesús les dice: ¿Pueden ayunar los que están de bodas, cuando el desposado está con ellos? Entre tanto que tienen consigo al desposado no pueden ayunar.
20 Mas vendrán días; cuando el desposado será quitado de ellos, y entonces en aquellos días ayunarán.
21 Nadie cose remiendo de paño nuevo en vestidura vieja; de otra manera el mismo remiendo nuevo tira de la vieja, y se hace peor rotura.
22 Ni nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y se derrama el vino, y los odres se pierden; mas el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar.
23 Y aconteció, que pasando él por los sembrados en sábado, sus discípulos andando comenzaron a arrancar espigas.
24 Entonces los fariseos le dijeron: He aquí, ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?
25 Y él les dijo: ¿Nunca leísteis qué hizo David cuando tuvo necesidad, y tuvo hambre, él y los que estaban con él?
26 ¿Cómo entró en la casa de Dios, en tiempo de Abiatar el sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes, y aún dio a los que estaban con él?
27 Díjoles también: El sábado por causa del hombre fue hecho; no el hombre por causa del sábado.
28 Así que el Hijo del hombre Señor es también del sábado.