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MEJOR es el pobre que cami- na en su integridad, que el de perversos labios y necio.
Asimismo, no es bueno que el alma esté sin conocimiento, y el que se apresura con sus pies peca.
La insensatez del hombre tuerce su camino; y contra el SEÑOR se aira su corazón.
Las riquezas allegan muchos amigos: mas el pobre, de su amigo es apartado.
El testigo falso no quedará sin castigo; y el que habla mentiras no escapará.
Muchos rogarán el favor del príncipe: mas cada uno es amigo del hom­bre que da regalos.
Todos los hermanos del pobre le aborrecen: ¡cuánto más sus ami­gos se alejarán de él! buscará la palabra y no la hallará.
El que adquiere sabiduría, ama su alma: el que guarda el entendi­miento, hallará el bien.
El testigo falso no quedará sin castigo; y el que habla mentiras, perecerá.
10 No conviene al necio el delei­te: ¡cuánto menos al siervo ser señor de los príncipes!
11 El entendimiento del hombre detie­ne su furor; y su gloria es pasar por alto la transgresión.
12 Como el rugido del cacho­rro de león es la ira del rey; y su favor es como el rocío sobre la hier­ba.
13 Dolor es para su padre el hijo necio; y gotera continua son las con­tiendas de la esposa.
14 La casa y las riquezas heren­cia son de los padres: mas la esposa prudente es del SEÑOR.
15 La pereza hace caer en sueño profundo; y el alma negligente hambreará.
16 El que guarda el mandamien­to, guarda su alma: mas el que menospreciare sus caminos, morirá.
17 Al SEÑOR empresta el que se compadece del pobre, y lo que ha dado, se lo volverá a pagar.
18 Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; y no dejes que tu alma se detenga por su llanto.
19 El de grande ira sufrirá la pena: porque aun si lo librares, todavía tendrás que volverlo a hacer.
20 Escucha el consejo, y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez.
21 Muchos designios hay en el corazón del hombre; mas el con­sejo del SEÑOR permanecerá.
22 El deseo del hombre es su amabilidad: y mejor es el pobre que el mentiroso.
23 El temor del SEÑOR es para vida; y con él vivirá el hombre, lleno de reposo; no será visitado de mal.
24 El perezoso esconde su mano en su seno: aun a su boca no la llevará.
25 Hiere al escarnecedor, y el simple se hará avisado; y redarguye al que tiene entendimiento, y él entenderá conocimiento.
26 El que roba a su padre y ahu­yenta a su madre, es hijo que causa vergüenza y trae deshonra.
27 Cesa, hijo mío, de oír la instrucción que causa a errar de las palabras de conocimiento.
28 El testigo perverso se burla del juicio; y la boca de los impí­os devora la iniquidad.
29 Aparejados están juicios para los escarnecedores, y azotes para los cuerpos de los insensatos.