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ALEGRAOS, justos, en el SEÑOR: a los rectos es hermosa la alabanza.
Celebrad al SEÑOR con arpa: cantadle con salterio y decacor­dio.
Cantadle canción nueva: ha­cedlo bien tañendo con júbilo.
Porque recta es la palabra del SEÑOR, y toda su obra con ver­dad hecha.
Él ama justicia y juicio: de la misericordia del SEÑOR está llena la tierra.
Por la palabra del SEÑOR fue­ron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el espíritu de su boca.
Él junta como en un montón las aguas del mar: él pone en depósitos los abismos.
Tema al SEÑOR toda la tierra: teman de él todos los habitadores del mundo.
Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió.
10 El SEÑOR hace nulo el con­sejo de las gentes, y frustra las maquinaciones de los pueblos.
11 El consejo del SEÑOR per­manecerá para siempre; los pen­samientos de su corazón por todas las generaciones.
12 Bienaventurada la nación de que el SEÑOR es su Dios; el pueblo a quien escogió por heredad para sí.
13 Desde el cielo miró el SEÑOR; vio a todos los hijos de los hombres:
14 Desde la morada de su asien­to miró sobre todos los morado­res de la tierra.
15 Él formó el corazón de todos ellos; él considera todas sus obras.
16 El rey no es salvo con la mul­titud del ejército: no escapa el valiente por la mucha fuerza.
17 Vanidad es el caballo para salvarse: por la grandeza de su fuer­za no librará.
18 He aquí, el ojo del SEÑOR sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia;
19 Para librar sus almas de la muerte, y para darles vida en el hambre.
20 Nuestra alma esperó al SEÑOR; nuestra ayuda y nuestro escudo es él.
21 Por tanto en él se alegrará nuestro corazón porque en su santo nombre hemos confiado.
22 Sea tu misericordia, oh SEÑOR, sobre nosotros, como esperamos en ti.