28
Un Salmo de David.
Señor, mi roca, llamo a ti. ¡Por favor escúchame! Porque si no respondes, seré como esos que bajan a la tumba.* “Tumba”: Literalmente, “fosa”.
Escucha cómo imploro tu misericordia, cómo clamo por tu ayuda, cómo elevo mis manos en oraciones hacia tu santo Templo.
No me lleves con los malvados, con aquellos que hacen el mal. Ellos aparentan amabilidad a sus vecinos, pero conspiran el mal en sus corazones.
Dales lo que se merecen por sus acciones. Devuélveles lo malo que han hecho. ¡Dales la recompensa que se han ganado!
Porque ellos no prestan atención a lo que el Señor hace, o a su creación. Por lo tanto, él los destruirá, y ellos nunca más serán restaurados.
¡Alaba al Señor! ¡Porque me ha escuchado clamar pidiendo misericordia!
El Señor es mi fuerza y mi refugio. Confío en él y él me ayuda. Mi corazón está lleno de alegría, y canto mis agradecimientos hacia él.
El Señor le da fuerza a su pueblo; Él es un refugio seguro para aquél que ha ungido. En contexto, probablemente se refiere al rey de Israel.
¡Salva a tu pueblo! ¡Bendice a tu “especial tesoro”! El “especial tesoro” de Dios es su pueblo, Israel. ¡Sé su pastor y sostenlos en tus brazos para siempre!

*28.1 “Tumba”: Literalmente, “fosa”.

28.8 En contexto, probablemente se refiere al rey de Israel.

28.9 El “especial tesoro” de Dios es su pueblo, Israel.