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No para nosotros, Señor, no para nosotros, sino para ti Señor, toda la gloria debe ser dada, por tu gran amor y verdad.
Por qué deberían las naciones paganas preguntar, “¿Dónde está tu Dios?”
Nuestro Dios está en el cielo, y Él hace lo que quiere.
Sus ídolos son solo objetos hechos de plata y de oro por manos humanas.
Tienen bocas, pero no pueden hablar. Tienen ojos, pero no pueden ver.
Tienen oídos, pero no pueden oír. Tienen narices, pero no pueden oler.
Tienen manos, pero no pueden sentir. Tienen pies, pero no pueden caminar. Ni un solo sonido viene de sus gargantas.* En otras palabras, no hay sonido en su respirar.
Todos los que hacen ídolos se vuelven como ellos, y también pasa esto con los confían en ellos.
Israel, ¡Confía en el Señor! Él es el único que te ayuda y te protege.
10 Descendientes de Aarón, ¡confíen en el Señor! Él es el único que los protege y los ayuda.
11 Aquellos que honran al Señor, ¡Confíen en el Señor! Él es el único que los protege y los salva.
12 El Señor nos recordará y será bueno con nosotros. Él bendecirá a Israel, bendecirá a los descendientes de Aarón.
13 El Señor bendecirá a todos los que lo adoran, quienesquiera que sean. “Quienesquiera que sean”: Literalmente, “los pequeños con los grandes”.
14 Que el Señor sea bueno contigo, contigo y con tus hijos.
15 Que seas bendecido por el Señor que hizo los cielos y la tierra.
16 Los cielos pertenecen al Señor, pero él le ha dado la tierra a la humanidad.
17 La muerte no alaba al Señor, ni ninguno de aquellos que han descendido al silencio de la tumba
18 Pero nosotros, los que estamos vivos alabaremos al Señor desde ahora y para siempre. ¡Alaben al Señor!

*115.7 En otras palabras, no hay sonido en su respirar.

115.13 “Quienesquiera que sean”: Literalmente, “los pequeños con los grandes”.