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Entonces vi en el cielo otra señal asombrosa y de gran importancia: Siete ángeles sostenían las últimas siete plagas que completan el juicio de Dios. Vi lo que parecía como un mar de vidrio mezclado con fuego. Y junto al mar de vidrio estaban los que habían vencido a la bestia y su imagen, y el número de su nombre. Y tenían arpas que Dios les había dado y cantaban el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero: “Lo que has hecho es extraordinario y maravilloso, Oh Señor Dios, El Todopoderoso. Tus caminos son justos y verdaderos, Rey de las naciones.* O, “Rey de las edades”. ¿Quién no te rendiría reverencia, oh, Señor? ¿Quién es el que no glorificaría tu nombre? Pues solo tú eres santo. ¡Todas las naciones vendrán a adorarte porque has demostrado con tus actos que eres justo!”
Después de esto, miré, y el Templo de la “Tienda del Testigo” estaba abierto. Se debate sobre el tema al cual se hace referencia aquí. Y del Templo salieron siete ángeles que sostenían las siete plagas, usando ropas blancas, de lino, y con cintos de oro en sus pechos. Y una de las cuatro criaturas vivientes le dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas del juicio de Dios, quien vive por siempre y para siempre. Entonces el Templo se llenó de humo que provenía de la gloria de Dios y de su poder. Y nadie podía entrar al Templo hasta que las plagas que venían del cielo hubieran terminado.

*15.3 O, “Rey de las edades”.

15.5 Se debate sobre el tema al cual se hace referencia aquí.