Salmo 146
Dejen que el Señor sea alabado. Alaba al Señor, alma mía.
Mientras respiro, alabaré al Señor; haré melodía a mi Dios mientras tenga mi ser.
No pongas tu fe en los gobernantes, o en el hijo del hombre, en quien no hay salvación.
El aliento del hombre se apaga, vuelve a ser polvo; en ese día todos sus propósitos llegan a su fin.
Bienaventurado el hombre que tiene al Dios de Jacob por su ayuda, cuya esperanza está en el Señor su Dios:
Que hizo los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas en ellos; quien guarda verdad para siempre.
Él da sus derechos a los que son oprimidos y da comida a aquellos que la necesitan; el Señor libera a los prisioneros;
El Señor abre los ojos de los ciegos; el Señor levanta a los caídos; el Señor es un amante de los rectos;
El Señor cuida a los que están en tierra extraña; él ayuda a la viuda y al niño que no tiene padre; pero él envía destrucción en el camino de los pecadores.
10 El Señor será Rey para siempre; tu Dios, oh Sion, será Rey por todas las generaciones. Alabado sea el Señor.