La carta del Apóstol San Pablo a los
Efesios
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Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, a los santos que están en Éfeso y a los fieles en Cristo Jesús: Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, así como nos eligió en él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin defecto ante él en el amor, habiéndonos predestinado para ser adoptados como hijos por medio de Jesucristo para sí mismo, según el beneplácito de su deseo, para alabanza de la gloria de su gracia, por la cual nos favoreció gratuitamente en el Amado. En él tenemos nuestra redención por medio de su sangre, el perdón de nuestros delitos, según las riquezas de su gracia que hizo abundar para con nosotros en toda sabiduría y prudencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito que se propuso en él 10 para una administración de la plenitud de los tiempos, para resumir en Cristo todas las cosas, las que están en los cielos y las que están en la tierra. 11 También a nosotros se nos asignó una herencia en él, habiendo sido preordenados según el propósito de aquel que hace todas las cosas según el consejo de su voluntad, 12 a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros que antes esperábamos en Cristo. 13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de la verdad, la Buena Nueva de vuestra salvación, en quien, habiendo creído también, fuisteis sellados con el Espíritu Santo prometido, 14 que es prenda de nuestra herencia, para la redención de la posesión de Dios, para alabanza de su gloria.
15 Por eso yo también, habiendo oído de la fe en el Señor Jesús que hay entre vosotros y del amor que tenéis hacia todos los santos, 16 no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo mención de vosotros en mis oraciones, 17 para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os un espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, 18 teniendo los ojos de vuestros corazones iluminados, para que sepáis cuál es la esperanza de su llamamiento y cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, 19 y cuál es la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación de la fuerza de su poder 20 que obró en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en los lugares celestiales, 21 muy por encima de todo gobierno, autoridad, poder, dominio y todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero. 22 Sometió todas las cosas a sus pies y le dio como cabeza de todas las cosas a la asamblea, 23 que es su cuerpo, la plenitud de aquel que lo llena todo en todos.