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“¿No está el hombre obligado a trabajar en la tierra?
¿No son sus días como los de un asalariado?
Como un siervo que desea fervientemente la sombra,
como un asalariado que busca su salario,
por lo que me hacen poseer meses de miseria,
Las noches agotadoras están destinadas a mí.
Cuando me acuesto, digo,
“¿Cuándo me levantaré y se me pasará la noche?
Doy vueltas en la cama hasta el amanecer.
Mi carne está vestida de gusanos y terrones de polvo.
Mi piel se cierra y vuelve a brotar.
Mis días son más rápidos que la lanzadera de un tejedor,
y se gastan sin esperanza.
Oh, recuerda que mi vida es un soplo.
Mi ojo no verá más el bien.
El ojo del que me ve no me verá más.
Tus ojos estarán sobre mí, pero yo no lo estaré.
Como la nube se consume y se desvanece,
por lo que el que desciende al Seol ya no subirá.
10 No volverá más a su casa,
ni su lugar lo conocerá más.
 
11 “Por eso no me callaré.
Hablaré con la angustia de mi espíritu.
Me quejaré en la amargura de mi alma.
12 ¿Soy un mar o un monstruo marino?
¿que pongas un guardia sobre ?
13 Cuando digo: “Mi cama me consolará.
Mi sofá aliviará mi queja,’
14 entonces me asustas con sueños
y me aterra a través de visiones,
15 para que mi alma elija el estrangulamiento,
la muerte antes que mis huesos.
16 Aborrezco mi vida.
No quiero vivir para siempre.
Dejadme en paz, pues mis días no son más que un soplo.
17 ¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas?
que debes poner tu mente en él,
18 que lo visites todas las mañanas,
y lo prueban a cada momento?
19 ¿Hasta cuándo no mirarás hacia otro lado?
ni me dejará en paz hasta que trague mi saliva?
20 Si he pecado, ¿qué te hago a ti, vigilante de los hombres?
Por qué me has puesto como marca para ti,
¿para que sea una carga para ?
21 ¿Por qué no perdonas mi desobediencia y quitas mi iniquidad?
Por ahora me acostaré en el polvo.
Me buscaréis con diligencia, pero no estaré”.