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Ay de los que traman la iniquidad
¡y trabajar el mal en sus camas!
Cuando amanece, lo practican,
porque está en el poder de su mano.
Codician los campos y se apoderan de ellos,
y casas, y luego se los llevan.
Oprimen a un hombre y a su casa,
incluso un hombre y su herencia.
Por eso dice Yahvé:
“He aquí que estoy planeando contra esta gente un desastre,
de la que no se quitará el cuello,
ni tampoco caminarás con altivez,
porque es un tiempo malo.
En ese día se levantará una parábola contra ti,
y se lamentan con un lamento lúgubre, diciendo,
‘¡Estamos totalmente arruinados!
La posesión de mi pueblo está dividida.
En efecto, ¡me lo quita y asigna nuestros campos a los traidores!”
Por lo tanto, no tendrás a nadie que reparta la tierra por sorteo en la asamblea de Yahvé.
“¡No profetices!” — profetizan.
No profetices sobre estas cosas.
La desgracia no nos alcanzará”.
Se dirá, oh casa de Jacob,
“¿Está enojado el Espíritu de Yahvé?
¿Son estas sus acciones?
¿No hacen bien mis palabras al que camina sin culpa?”
Pero últimamente mi pueblo se ha levantado como un enemigo.
Despojas de la túnica y la ropa a los que pasan sin miramientos, volviendo de la batalla.
Expulsas a las mujeres de mi pueblo de sus casas agradables;
de sus hijos pequeños les quitas mi bendición para siempre.
10 ¡Levántate y vete!
Porque este no es tu lugar de descanso,
a causa de la impureza que destruye,
incluso con una grave destrucción.
11 Si un hombre que camina con espíritu de falsedad miente, diciendo,
“Te profetizaré sobre el vino y la bebida fuerte,”
sería el profeta de este pueblo.
12 Seguramente os reuniré a todos, Jacob.
Seguramente reuniré el remanente de Israel.
Los pondré juntos como las ovejas de Bozra,
como un rebaño en medio de sus pastos.
Se llenarán de gente.
13 El que abre el camino sube delante de ellos.
Rompen la puerta y salen.
Su rey pasa delante de ellos,
con Yahvé a la cabeza.