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Para el músico principal; en instrumentos de cuerda, en la lira de ocho cuerdas. Un salmo de David.
Yahvé, no me reprendas en tu ira,
ni me disciplinas en tu ira.
Ten piedad de mí, Yahvé, porque estoy desfallecido.
Yahvé, sáname, porque mis huesos están turbados.
Mi alma también está muy angustiada.
Pero tú, Yahvé, ¿hasta cuándo?
Vuelve, Yahvé. Libera mi alma,
y sálvame por tu amorosa bondad.
Porque en la muerte no hay memoria de ti.
En el Seol,* ¿quién te dará las gracias?
Estoy cansado de mis gemidos.
Cada noche inundo mi cama.
Empapo mi sofá con mis lágrimas.
Mi ojo se consume por la pena.
Envejece por culpa de todos mis adversarios.
Apartaos de mí, todos los obreros de la iniquidad,
porque Yahvé ha escuchado la voz de mi llanto.
Yahvé ha escuchado mi súplica.
Yahvé acepta mi oración.
10 Que todos mis enemigos se avergüencen y queden consternados.
Se volverán atrás, serán deshonrados de repente.
* 6:5 El Seol es el lugar de los muertos.