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El que cumple la ley multiplica las ofrendas.
El que cumple los mandamientos sacrifica una ofrenda de paz.
El que devuelve una bondad ofrece harina fina.
El que da limosna sacrifica una ofrenda de agradecimiento.
Apartarse de la maldad agrada al Señor.
Apartarse de la injusticia es un sacrificio expiatorio.
Procura no presentarte en la presencia del Señor con las manos vacías.
Porque todas estas cosas se hacen por el mandamiento.
La ofrenda de los justos enriquece el altar.
Su dulce fragancia está ante el Altísimo.
El sacrificio de un hombre justo es aceptable.
No se olvidará.
Glorifica al Señor con generosidad.
No reduzcas las primicias de tus manos.
En todo regalo muestra un semblante alegre,
Y dedicad vuestro diezmo con alegría.
10 Dad al Altísimo según lo que ha dado.
Como tu mano ha encontrado, da generosamente.
11 Porque el Señor paga,
y te pagará siete veces más.
 
12 No pienses en sobornarlo con regalos, porque no los recibirá.
No te propongas un sacrificio injusto,
Porque el Señor es el juez,
y con él no hay acepción de personas.
13 No aceptará a ninguna persona en contra de un hombre pobre.
Escuchará la oración de quien es agraviado.
14 No despreciará en absoluto la súplica del huérfano
o la viuda, cuando vierte su historia.
15 ¿No corren las lágrimas de la viuda por su mejilla?
¿No es su grito contra el que los ha hecho caer?
16 El que sirve a Dios según su beneplácito será aceptado.
Su súplica llegará hasta las nubes.
17 La oración de los humildes atraviesa las nubes.
hasta que se acerque, no se consolará.
No se irá hasta que el Altísimo lo visite
y juzga con justicia y ejecuta el juicio.
18 Y el Señor no será indulgente ni tendrá paciencia con ellos,
hasta que haya aplastado los lomos de los inmisericordes.
Él pagará la venganza a los paganos
hasta que haya eliminado la multitud de los arrogantes
y quebró los cetros de los injustos,
19 hasta que haya dado a cada uno según sus obras,
y pagó las obras de los hombres según sus planes,
hasta que haya juzgado la causa de su pueblo,
y los hará regocijarse en su misericordia.
20 La misericordia es tan bienvenida en el tiempo de su aflicción,
como nubes de lluvia en tiempos de sequía.