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1 Pero digo: mientras el heredero es niño, aunque es señor de todas las cosas, en nada difiere de un esclavo,
2 sino está bajo tutores y administradores hasta el tiempo fijado por el padre.
3 Así también nosotros, cuando éramos niños, nos esclavizábamos bajo los rudimentos del mundo.
4 Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley,
5 para que redimiera a los que estaban bajo la Ley, a fin de que recibiéramos la adopción.
6 Por cuanto ustedes son hijos, Dios envió al Espíritu de su Hijo a nuestros corazones, Quien clama: ¡Abba! (Padre).
7 Por tanto, ya no eres esclavo sino hijo, y si hijo, también heredero por medio de Dios.
Asombro de Pablo
8 Pero entonces, ciertamente, por no conocer a Dios, ustedes servían como esclavos a los que por naturaleza no son dioses.
9 Pero ahora, por cuanto conocen a Dios, y más bien, por cuanto fueron conocidos por Él, ¿cómo vuelven otra vez a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales quieren otra vez servir como esclavos?
10 Se someten escrupulosamente a guardar días, meses, tiempos y años.
11 Temo por ustedes, no sea que, de algún modo, un trabajo duro entre ustedes fue en vano.
Recuerdo de la primera visita
12 Les ruego, hermanos, que sean como yo, porque yo también soy como ustedes. No me hicieron agravio.
13 Saben que la primera vez me presenté a predicarles las Buenas Noticias por causa de una enfermedad física.
14 Ustedes no me despreciaron ni me rechazaron por la prueba que había en mi cuerpo. Más bien me recibieron como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.
15 ¿Dónde está su bendición? Porque les doy testimonio de que si hubiera sido posible, se habrían sacado los ojos y me los habrían dado.
16 ¿Me convertí en su enemigo al decirles la verdad?
17 Ellos están profundamente inquietos por ustedes, no para bien, sino quieren separarlos para que ustedes mismos estén profundamente preocupados por ellos.
18 Bueno es estar siempre profundamente preocupado por lo bueno, y no solo al estar presente yo con ustedes.
19 Hijos míos, por quienes otra vez sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes,
20 deseaba más bien estar presente con ustedes y mudar mi tono, porque me asombro de ustedes.
Simbolismo de Sara y Agar
21 Díganme, los que desean estar bajo la Ley: ¿No ponen atención a la Ley?
22 Porque fue escrito que Abraham tuvo dos hijos: uno de la esclava y uno de la libre.
23 El de la esclava ciertamente fue engendrado en conformidad con la naturaleza humana, pero el de la libre, por medio de la promesa.
24 Esto es dicho simbólicamente, porque éstas mujeres simbolizan dos pactos: una ciertamente de la Montaña Sinaí, la cual concibe para esclavitud.
25 Agar es la Montaña Sinaí en Arabia, que corresponde a la Jerusalén de ahora, porque sirve como esclava con sus hijos.
26 Pero la Jerusalén de arriba, la cual es nuestra madre, es libre.
27 Porque está escrito:
Regocíjate oh estéril, la que no da a luz. Prorrumpe y clama, la que no sufre dolores de parto. Porque muchos son los hijos de la desamparada, más que los de la que tiene el esposo.
28 Así que ustedes, hermanos, como Isaac, son hijos de la promesa.
29 Tal como entonces el que fue engendrado según la naturaleza humana perseguía al que fue engendrado según el Espíritu, así también ahora.
30 Pero ¿qué dice la Escritura?
Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque de ningún modo heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre.
31 Por tanto, hermanos, no somos hijos de la esclava, sino de la libre.