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¿Es lícito hacer bien o mal?
1 Entró otra vez en la congregación, y estaba allí un hombre que tenía una mano paralizada.
2 Lo observaban para ver si lo sanaría en sábado a fin de acusarlo.
3 Entonces dijo al hombre que tenía la mano paralizada: Levántate, ponte en pie en medio.
4 Les preguntó: ¿Es lícito en sábado hacer bien o hacer mal, salvar la vida o matar? Pero ellos callaban.
5 Al mirarlos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, le dijo al hombre: Extiende tu mano.
El hombre la extendió y le fue restaurada.
6 De inmediato los fariseos tomaron consejo con los herodianos contra Él para matarlo.
Una multitud a la orilla del mar
7 Pero Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y una gran multitud de Galilea, Judea,
8 Jerusalén, Edom, del otro lado del Jordán y muchos de alrededor de Tiro y Sidón, al oír cuán grandes cosas hacía, acudió a Él.
9 Por causa de la multitud, dijo a sus discípulos que tuvieran lista una barquilla para que no lo apretujaran,
10 porque le caían encima para tocarlo, pues había sanado a muchos enfermos.
11 Cuando los espíritus impuros lo miraban, caían ante Él y gritaban: ¡Tú eres el Hijo de Dios!
12 Pero Él los reprendía severamente para que no declararan Quién era Él.
Los 12 apóstoles
13 Jesús subió a la montaña y llamó a los que Él quiso, y fueron con Él.
14 Escogió a 12 para que estuvieran con Él y enviarlos a predicar
15 y darles autoridad de echar fuera los demonios.
16 A Simón, a quien llamó Pedro,
17 Jacobo y su hermano Juan, los hijos de Zebedeo, a quienes llamó Boanerges, esto es, hijos del trueno,
18 Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananita,
19 y Judas Iscariote, quien lo traicionó.
Lo imperdonable
20 Jesús fue a una casa, y de nuevo se agolpó una multitud, de tal modo que ellos ni siquiera podían comer.
21 Cuando su familia oyó lo que sucedía, fueron a echarle mano, porque decían que estaba fuera de sí.
22 Y los escribas que bajaron de Jerusalén decían: ¡Tiene a Beelzebul! Y: ¡Por el jefe de los demonios echa fuera a los demonios!
23 Los llamó y les dijo en parábolas: ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás?
24 Si un reino se divide contra él mismo no permanece firme.
25 Si una casa se divide contra ella misma no permanece firme.
26 Si Satanás se levanta contra él mismo y se divide, no puede permanecer, sino tiene fin.
27 Pero nadie que entra en la casa del valiente podrá saquear sus bienes, si primero no ata al valiente para luego saquear su casa.
28 En verdad les digo que todos los pecados y las blasfemias, cualesquiera que sean, les serán perdonados a los hijos de los hombres,
29 pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tiene perdón jamás, sino es reo culpable de pecado eterno.
30 Porque decían: Tiene un espíritu impuro.
La verdadera familia
31 Entonces llegaron su madre y sus hermanos. Estaban afuera y mandaron a llamarlo.
32 Alrededor de Él estaba sentada una multitud y le dijeron: Mira, tu madre y tus hermanos te buscan.
33 Él les respondió: ¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?
34 Entonces miró a su alrededor y dijo: ¡Aquí están mi madre y mis hermanos!
35 Cualquiera que haga la voluntad de Dios es mi hermano, mi hermana y mi madre.