1 Y aconteció que mientras ApolosA Hech 18:24; 1 Cor 1:12; 3:5, 6, 22; 4:6; 16:12; Tito 3:13 estaba en CorintoB Hech 18:1, Pablo, habiendo recorrido las regiones superioresC Hech 18:23, llegó a EfesoD Hech 18:21, 24; 19:17, 26, 28, 34, 35; 20:16, 17; 21:29; 1 Cor 15:32; 16:8; Ef 1:1; 1 Tim 1:3; 2 Tim 1:18; 4:12; Apoc 1:11; 2:1 y encontró a algunos discípulos, 2 y les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu SantoA Hech 8:15, 16; 11:16, 17 cuando creísteisA Hech 8:15, 16; 11:16, 17? Y ellos le respondieron: No, ni siquiera hemos oído si hay un Espíritu Santo1 O, que el Espíritu Santo ha sido dadoB Juan 7:39. 3 Entonces él dijo: ¿En qué bautismo, pues, fuisteis bautizados? Ellos contestaron: En el bautismo de JuanA Luc 7:29; Hech 18:25. 4 Y Pablo dijo: Juan bautizó con el bautismo de arrepentimientoA Mat 3:11; Mar 1:4, 7, 8; Luc 3:16; Juan 1:26, 27; Hech 13:24, diciendo al pueblo que creyeran en aquel que vendría después de élB Juan 1:7, es decir, en Jesús. 5 Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor JesúsA Hech 8:12, 16; 10:48. 6 Y cuando Pablo les impuso las manosA Hech 6:6; 8:17, vino sobre ellos el Espíritu Santo, y hablaban en lenguasB Mar 16:17; Hech 2:4; 10:46 y profetizabanC Hech 13:1. 7 Eran en total unos doce hombres.

8 Entró Pablo en la sinagoga, y por tres meses continuó hablando denodadamenteA Hech 9:20; 18:26, discutiendo y persuadiéndoles acerca1 Algunos mss. antiguos dicen: las cosas acerca del reino de DiosB Hech 1:3. 9 Pero cuando algunos se endurecieron y se volvieron desobedientes hablando mal del CaminoA Hech 9:2; 19:23 ante la multitudB Hech 14:4, Pablo se apartó de ellos llevándose a los discípulosC Hech 11:26; 19:30, y discutía diariamente en la escuela de Tirano. 10 Esto continuó por dos añosA Hech 19:8; 20:31, de manera que todos los que vivían en Asia1 I.e., la provincia de la costa occidental de Asia MenorB Hech 16:6; 19:22, 26, 27 oyeron la palabra del SeñorC Hech 13:12; 19:20, tanto judíos como griegos. 11 Y Dios hacía milagros1 U, obras de poder extraordinariosA Hech 8:13 por mano de Pablo, 12 de tal manera que incluso llevaban pañuelos o delantales de su cuerpo a los enfermosA Hech 5:15, y las enfermedades los dejaban y los malos espíritus se iban de ellosB Mar 16:17. 13 Pero también algunos de los judíos, exorcistasA Mat 12:27; Luc 11:19 ambulantes, trataron de invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os ordeno por Jesús, a quien Pablo predica. 14 Y siete hijos de un tal Esceva, uno de los principales sacerdotes judíos, eran los que hacían esto. 15 Pero el espíritu malo respondió, y les dijo: A Jesús conozco1 O, reconozco, y sé quién es Pablo, pero vosotros, ¿quiénes sois? 16 Y el hombre en quien estaba el espíritu malo se lanzó sobre ellos, y los1 Posiblemente, a dos de ellos dominó y pudo más que ellos, de manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. 17 Y supieron esto todos los habitantes de EfesoA Hech 18:19, tanto judíos como griegos; y el temor se apoderó de1 Lit., cayó sobre todos ellos, y el nombre del Señor Jesús era exaltado. 18 También muchos de los que habían creído continuaban viniendo, confesando y declarando las cosas que practicaban1 Lit., sus prácticas; i.e., prácticas mágicas. 19 Y muchos de los que practicaban la magia, juntando sus libros, los quemaban a la vista de todos; calcularon su precio y hallaron que llegaba a cincuenta mil piezas de plata1 Probablemente dracmas griegas. Una dracma equivalía al salario de un día.A Luc 15:8. 20 Así crecía poderosamenteA Hech 6:7; 12:24 y prevalecía la palabra del Señor1 O, conforme al poder del Señor la palabra crecíaB Hech 19:10.

21 Pasadas estas cosas, Pablo decidió en el espíritu1 O, Espíritu ir a JerusalénA Hech 20:16, 22; 21:15; Rom 15:25; 2 Cor 1:16 después de recorrer MacedoniaB Hech 16:9; 18:12; 19:22, 29; 20:1; 1 Cor 16:5 y AcayaC Rom 15:26; 1 Tes 1:7, 8, diciendo: Después que haya estado allí, debo visitar2 Lit., ver también RomaD Hech 23:11; Rom 15:24, 28. 22 Y habiendo enviado a MacedoniaA Hech 16:9; 19:21, 29 a dos de sus ayudantesB Hech 13:5; 19:29; 20:34; 2 Cor 8:19, TimoteoC Hech 16:1 y ErastoD Rom 16:23; 2 Tim 4:20, él se quedó en Asia1 I.e., la provincia romana de la costa occidental de Asia Menor, y así en el resto del cap.E Hech 19:10 por algún tiempo.

23 Por aquel tiempo se produjo un alboroto no pequeño por motivo del CaminoA Hech 19:9. 24 Porque cierto platero que se llamaba Demetrio, que labraba templecillos de plata de Diana1 Gr., Artemisa y producía no pocas gananciasA Hech 16:16, 19, 20 a los artífices, 25 reunió a éstos junto con los obreros de oficios semejantes, y dijo: Compañeros1 Lit., Hombres, sabéis que nuestra prosperidad depende de2 Lit., es de este comercio. 26 Y veis y oís que no sólo en EfesoA Hech 18:19, sino en casi toda AsiaB Hech 19:10, este Pablo ha persuadido a una gran cantidad de gente, y la ha apartado, diciendo que los dioses hechos con las manos no son dioses verdaderosC Deut 4:28; Sal 115:4; Isa 44:10-20; Jer 10:3 y sig.; Hech 17:29; 1 Cor 8:4; 10:19; Apoc 9:20. 27 Y no sólo corremos el peligro de que nuestro oficio caiga en descrédito, sino también de que el templo de la gran diosa Diana1 Gr., Artemisa se considere sin valor, y que ella, a quien adora toda AsiaA Hech 19:10 y el mundoB Mat 24:14 entero2 Lit., la tierra habitada, sea despojada de su grandeza. 28 Cuando oyeron esto, se llenaron de ira, y gritaban, diciendo: ¡Grande es Diana1 Gr., Artemisa de los efesiosA Hech 18:19! 29 Y la ciudad se llenó de confusión, y a una se precipitaron en el teatro, arrastrando1 Lit., habiendo arrastrado consigo a Gayo y a AristarcoA Hech 20:4; 27:2; Col 4:10; Filem 24, los compañeros de viaje de PabloB Hech 13:5; 19:22; 20:34; 2 Cor 8:19, que eran de MacedoniaC Hech 16:9; 19:22. 30 Cuando Pablo quiso ir a la asamblea1 Lit., al pueblo, los discípulosA Hech 19:9 no se lo permitieron. 31 También algunos de los asiarcas1 I.e., líderes religiosos o políticos de la provincia romana de Asia, que eran amigos de Pablo2 Lit., él, enviaron a él y repetidamente le rogaron que no se aventurara3 Lit., se entregara a presentarse en el teatro. 32 Así que unos gritaban una cosa y otros otraA Hech 21:34, porque había confusión en la asamblea1 Gr., iglesia, y la mayoría no sabía por qué razón2 O, por causa de quien se habían reunido. 33 Y algunos de la multitud dedujeron que se trataba de Alejandro1 O, instruyeron a Alejandro, puesto que los judíos lo habían empujado hacia adelante. Entonces Alejandro, haciendo señal de silencio con la manoA Hech 12:17, quería hacer su defensa ante la asamblea2 Lit., el pueblo. 34 Mas cuando se dieron cuenta de que era judío, un clamor se levantó de todos ellos, gritando como por dos horas: ¡Grande es Diana1 Gr., Artemisa de los efesios! 35 Entonces el secretario1 I.e., secretario municipal que presidía las asambleas populares, después de calmar a la multitud, dijo*: Ciudadanos2 Lit., Hombres de EfesoA Hech 18:19, ¿hay acaso algún hombre que no sepa que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran Diana3 Gr., Artemisa y de la imagen que descendió del cielo4 I.e., Zeus, o, Júpiter? 36 Puesto que estos hechos son innegables, debéis guardar calma y no hacer nada precipitadamente. 37 Porque habéis traído a estos hombres que ni roban templosA Rom 2:22, ni blasfeman a nuestra1 Algunos mss. posteriores dicen: vuestra diosa2 O, ni son ladrones de templos, ni blasfemadores de nuestra diosa. 38 Así pues, si Demetrio y los artífices que están con él tienen queja contra alguno, los tribunales están abiertos y los procónsules1 O, gobernantes provincialesA Hech 13:7 dispuestos; presenten sus acusaciones unos contra otros. 39 Pero si demandáis algo más que esto, se decidirá en asamblea1 Gr., iglesia legítima2 U, ordinaria. 40 Porque ciertamente corremos peligro de ser acusados de sedición en relación con lo acontecido hoy, ya que no existe causa justificada para esto, y por ello no podremos explicar este alboroto1 O, esta turba. 41 Y habiendo dicho esto, despidió la asamblea1 Gr., iglesia.