1 Hermanos míosA Sant 1:16; 3:10, no os hagáis maestros muchos de vosotrosB Mat 23:8; Rom 2:20, 21; 1 Tim 1:7, sabiendo que recibiremos un juicio más severo1 O, mayor condenación. 2 Porque todos tropezamos1 U, ofendemos de muchas manerasA Sant 2:10. Si alguno no tropieza en lo que dice2 Lit., palabraB Mat 12:34-37; Sant 3:2-12, es un hombre perfectoC Sant 1:4, capaz también de refrenar todo el cuerpoD Sant 1:26. 3 Ahora bien, si ponemos el freno en la boca de los caballosA Sal 32:9 para que nos obedezcan, dirigimos también todo su cuerpo. 4 Mirad también las naves; aunque son tan grandes e impulsadas por fuertes vientos, son, sin embargo, dirigidas mediante un timón muy pequeño por donde la voluntad1 Lit., el impulso del piloto quiere. 5 Así también la lengua es un miembro pequeño, y sin embargo, se jacta de grandes cosasA Sal 12:2, 3; 73:8, 9. Mirad, ¡qué gran bosque se incendia con tan pequeño fuegoB Prov 26:20, 21! 6 Y la lengua es un fuegoA Sal 120:2, 3; Prov 16:27, un mundo de iniquidad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpoB Mat 12:36, 37; 15:11, 18, 19, es encendida por el infierno1 Gr., guéennaC Mat 5:22 e inflama el curso2 Lit., la rueda de nuestra vida3 O, existencia, u, origen. 7 Porque todo género1 Lit., naturaleza de fieras y de aves, de reptiles y de animales marinos, se puede domar y ha sido domado por el género1 Lit., naturaleza humano, 8 pero ningún hombre puede domar la lengua; es un mal turbulento y lleno de veneno mortalA Sal 140:3; Ecl 10:11; Rom 3:13. 9 Con ella bendecimos a nuestro Señor y PadreA Sant 1:27, y con ella maldecimos a los hombres, que han sido hechos a la imagen de DiosB Gén 1:26; 1 Cor 11:7; 10 de la misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11 ¿Acaso una fuente por la misma abertura echa agua dulce y amarga? 12 ¿Acaso, hermanos míos, puede una higuera producir aceitunasA Mat 7:16, o una vid higos? Tampoco la fuente de agua salada puede producir agua dulce.

13 ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Que muestreA Sant 2:18 por su buena conductaB 1 Ped 2:12 sus obras en mansedumbre de sabiduría. 14 Pero si tenéis celos amargos y ambición personal1 O, rivalidadA Rom 2:8; 2 Cor 12:20; Sant 3:16 en vuestro corazón, no seáis arrogantes y así mintáis contra la verdadB 1 Tim 2:4; Sant 1:18; 5:19. 15 Esta sabiduría no es la que viene de lo altoA Sant 1:17, sino que es terrenalB 1 Cor 2:6; 3:19, natural1 O, no espiritualC 2 Cor 1:12; Jud 19, diabólica2 O, endemoniadaD 2 Tes 2:9, 10; 1 Tim 4:1; Apoc 2:24. 16 Porque donde hay celosA Rom 2:8; 2 Cor 12:20; Sant 3:14 y ambición personal1 O, rivalidad, allí hay confusión y toda cosa mala. 17 Pero la sabiduría de lo altoA Sant 1:17 es primeramente puraB 2 Cor 7:11; Sant 4:8, después pacíficaC Mat 5:9; Heb 12:11, amableD Tito 3:2, condescendiente1 O, razonable, llena de misericordiaE Luc 6:36; Sant 2:13 y de buenos frutos, sin vacilaciónF Sant 2:4, sin hipocresíaG Rom 12:9; 2 Cor 6:6. 18 Y la semilla cuyo fruto es la justicia1 Lit., Y el fruto de la justiciaA Prov 11:18; Isa 32:17; Os 10:12; Amós 6:12; Gál 6:8; Fil 1:11 se siembra en paz por2 O, para aquellos que hacen la paz.