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Se postró Bel, se doblegó Nebo. Sus ídolos fueron puestos sobre las bestias, y sobre el ganado; vuestros acarreos fueron muy pesados, muy gravosos para las bestias cansadas.
Se doblegaron, juntos se postraron; no pudieron librar la carga, sino que ellos mismos han ido en cautiverio.
Oídme, oh casa de Jacob, y todo el remanente de la casa de Israel, los que sois traídos por mí desde el vientre, los que sois llevados desde la matriz.
Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas yo os soportaré; yo hice, yo llevaré, yo os soportaré y os libraré.
¿A quién me asemejáis, y me igualáis, y me comparáis, para que seamos semejantes?
Sacan oro del talego, y pesan plata en la balanza, pagan a un platero para que haga un dios de ello, y se postran y lo adoran.
Se lo echan sobre los hombros, lo llevan, y lo colocan en su lugar; allí se está, y no se mueve de su sitio. Aunque uno le hable, no responde, ni lo libra de su tribulación.
Acordaos de esto, y sed hombres, volved en vosotros, prevaricadores.
Acordaos de las cosas pasadas desde la antigüedad; porque yo soy Dios, y no hay otro: Yo soy Dios, y no hay nadie semejante a mí;
10 que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no ha sido hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero;
11 que llamo desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré.
12 Oídme, duros de corazón, que estáis lejos de la justicia.
13 Yo acercaré mi justicia, no estará lejos; y mi salvación no tardará. Y pondré salvación en Sión por Israel mi gloria.