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Para el director del coro. Sobre Mut-labén. Un salmo de David.*En algunos manuscritos hebreos y la Septuaginta, Salmos 9 y 10 aparecen como uno solo.
Señor, te adoraré con todo mi corazón. Contaré todas las maravillas que has hecho.
Me alegraré y regocijaré en ti. Cantaré alabanzas a tu ser, oh, Dios Altísimo.
Los que me odian retroceden, caen y mueren cuando tú los confrontas.
Porque tú me has juzgado y has decidido desde tu trono de justicia que ando en rectitud.
Tú has condenado a las naciones, has destruido al malvado y has borrado sus nombres para siempre.
Los enemigos han perecido, desolados para siempre. Sus ciudades están destruidas, e incluso han sido olvidadas.
Pero el Señor reina para siempre; su trono está preparado para el juicio.
El Señor juzga al mundo con justicia, y a las naciones con rectitud.
El Señor es el refugio de los oprimidos, una fortaleza en tiempos de angustia.
10 Los que conocen tu carácterLiteralmente “nombre”. confían en ti, porque no abandonas a los que a ti vienen.
11 ¡Canten alabanzas al Señor que reina en Sión! Cuenten a las naciones lo que ha hecho.
12 Él no se olvida de castigar a los asesinos, ni ignora el gemido de los que sufren.
13 ¡Ten misericordia de mi, oh, Señor! ¡Mira cómo mis enemigos me persiguen! No me dejes caer por las puertas de la muerte,
14 así podré alabarte en las puertas de Sión, por la alegría de tu salvación.
15 Las naciones han caído en la misma fosa que cavaron; sus pies están atrapados en la misma red que lanzaron.
16 El Señor se ha hecho conocer por su justicia; los malvados quedan atrapados en sus propios caminos. Higaion. Selah.
17 Los malvados perecen, y van a la tumba. Así ocurre con las naciones que le dan la espalda a Dios.
18 Pero los necesitados no serán ignorados para siempre, ni la esperanza de los que sufren será frustrada.
19 ¡Levántate, Señor! ¡No dejes que los humanos ganen la batalla! ¡Haz que las naciones enfrenten tu juicio!
20 ¡Hazles temer, Señor! Hazles conscientes de que son solo humanos! Selah.

*^ En algunos manuscritos hebreos y la Septuaginta, Salmos 9 y 10 aparecen como uno solo.

9.10 Literalmente “nombre”.