10
Señor, ¿por qué estás tan lejos? ¿Por qué te escondes de mi en momentos de tribulación?
Los malvados persiguen a los pobres con impunidad. Haz que queden atrapados en sus propios planes.
Porque los malvados se jactan de sus deseos. Alaban al codicioso, pero tratan al Señor con desprecio.
Su orgullo no los deja acercarse a Dios. Nunca está Dios en sus pensamientos.
Todo lo que hacen les parece bueno. Son inconscientes de los juicios de Dios y ridiculizan a todos sus enemigos.
Ellos piensan dentro de sí: “Nada malo me pasará. Nunca estaré en problemas”.
Sus palabras son solo maldición, mentiras y amenazas. Sus lenguas siempre están listas para esparcir aflicción y hacer daño.
Se ocultan y tienden emboscadas en las aldeas, y están listos para matar a los inocentes que van por el camino. Siempre están en búsqueda de su próxima víctima.
Se ocultan y esperan para atacar como el león, listos para salir de un salto de su escondite y atrapar a su víctima. Toman por sorpresa a los vulnerables, y lanzan una red sobre ellos.
10 Sus víctimas caen derrumbadas al suelo, sin forma de levantarse.*No se sabe si esta línea se refiere a las víctimas o a los malvados. Si se refiere a los últimos, se podría traducir como: “se agachan y se humillan”. Caen bajo la fuerza de los malvados.
11 Ellos piensan: “Dios no se dará cuenta, pues mira hacia otra parte. Él no verá nada”.
12 ¡Levántate, Señor! ¡Alza tu mano! No te olvides de los que no pueden defenderse.
13 ¿Por qué los malvados piensan que pueden tratar a Dios con semejante desprecio? ¿Por qué creen que Dios no les pedirá cuentas?
14 Pero tú ves la aflicción y angustia que causan. Toma esto en tus manos. Los indefensos confían en ti, pues tú defiendes a los huérfanos.
15 ¡Destruye el poder de los malvados! Hazlos rendir cuentas a todos, hasta que no quede ni uno solo.
16 ¡Señor, tu eres Rey por siempre y para siempre! Las naciones desaparecerán de sus tierras.
17 Señor, tú has escuchado el gemir de los que sufren. Tú los escucharás y los reconfortarás.
18 Tú defenderás los derechos del huérfano y del oprimido para que esos, que son apenas otros seres humanos, no los vuelvan a aterrorizar.

*10.10 No se sabe si esta línea se refiere a las víctimas o a los malvados. Si se refiere a los últimos, se podría traducir como: “se agachan y se humillan”.