1 Y AgripaA Hech 9:15 dijo a Pablo: Se te permite hablar en tu favor. Entonces Pablo, extendiendo la mano, comenzó su defensa:

2 Con respecto a todo aquello de que los judíos me acusan, me considero afortunado, oh rey Agripa, de poder1 Lit., de estar para presentar hoy mi defensa delante de ti, 3 sobre todo, porque eres experto1 O, porque eres especialmente experto en todas las costumbres y controversias entre los judíosA Hech 6:14; 25:19; 26:7; por lo cual te ruego que me escuches con paciencia. 4 Pues bien, todos los judíos conocenA Gál 1:13, 14; Fil 3:5 mi vida1 O, mi manera de vivir desde mi juventud, que desde el principio transcurrió entre los de mi pueblo2 Lit., nación y en Jerusalén; 5 puesto que ellos han sabido de mí desde hace mucho tiempo, si están dispuestos a testificar, que viví como fariseoA Hech 23:6; Fil 3:5, de acuerdo con la sectaB Hech 15:5 más estrictaC Hech 22:3 de nuestra religión. 6 Y ahora soy sometido a juicio por la esperanzaA Hech 24:15; 28:20 de la promesa hecha por Dios a nuestros padresB Hech 13:32: 7 que nuestras doce tribusA Sant 1:1 esperan alcanzar al servir fielmente a Dios noche y día. Y por esta esperanzaB Hech 24:15; 28:20, oh rey, soy acusado por los judíosC Hech 26:2. 8 ¿Por qué se considera increíble entre vosotros que Dios resucite a los muertosA Hech 23:6? 9 Yo ciertamente había creído que debía hacer muchos malesA Juan 16:2; 1 Tim 1:13 en contra del nombre de Jesús de NazaretB Juan 15:21. 10 Y esto es precisamente1 Lit., también lo que hice en Jerusalén; no sólo encerré en cárceles a muchos de los santosA Hech 8:3; 9:13 con la autoridad recibida de los principales sacerdotesB Hech 9:1, 2, sino que también, cuando eran condenados a muerte, yo daba mi voto contra ellosC Hech 22:20. 11 Y castigándolos con frecuencia en todas las sinagogasA Mat 10:17; Hech 22:19, procuraba obligarlos a blasfemar; y enfurecido en gran manera contra ellosB Hech 9:1, seguía persiguiéndolos aun hasta en las ciudades extranjeras1 O, circunvecinasC Hech 22:5.

12 A Hech 9:3-8; 22:6-11; 26:12-18Ocupado en esto1 Lit., En las cuales cosas, cuando iba para Damasco con autoridad y comisión de los principales sacerdotes, 13 al mediodía, oh rey, yendo de camino, vi una luz procedente del cielo más brillante que el sol, que resplandecía en torno mío y de los que viajaban conmigo. 14 Y después de que todos caímos al sueloA Hech 9:7, oí una voz que me decía en el idioma hebreo1 I.e., arameo judaicoB Hech 21:40: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.” 15 Yo entonces dije: “¿Quién eres, Señor?” Y el Señor dijo: “Yo soy Jesús a quien tú persigues. 16 “Pero levántate y ponte en pie;A Ezeq 2:1; Dan 10:11 porque te he aparecido con el fin de designarteB Hech 22:14 como ministro y testigo,C Luc 1:2 no sólo de las cosas que1 Algunos mss. antiguos dicen: que de mí has visto, sino también de aquellas en que me apareceré a ti;D Hech 22:15 17 librándoteA Jer 1:8, 19 del pueblo judío y de los gentiles,B 1 Crón 16:35; Hech 9:15 a los cuales yo te envío, 18 para que abras sus ojosA Isa 35:5 a fin de que se vuelvan de la oscuridad a la luz,B Isa 42:7, 16; Juan 1:5; Ef 5:8; Col 1:12, 13; 1 Tes 5:5; 1 Ped 2:9 y del dominio de Satanás a Dios,C Mat 4:10 para que reciban, por la fe en mí,D Hech 20:21 el perdón de pecadosE Luc 24:47; Hech 2:38 y herencia entre los que han sido santificados.”F Hech 20:32 19 Por consiguiente, oh rey Agripa, no fui desobediente a la visión celestial, 20 sino que anunciaba, primeramente a los que estaban en DamascoA Hech 9:19 y sig. y también en JerusalénB Hech 9:26-29; 22:17-20, y después por toda la región de Judea, y aun a los gentilesC Hech 9:15; 13:46, que debían arrepentirseD Hech 3:19 y volverse a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimientoE Mat 3:8; Luc 3:8. 21 Por esta causa, algunos judíos me prendieron en el temploA Hech 21:27, 30 y trataron de matarmeB Hech 21:31. 22 Así que habiendo recibido ayuda de Dios, continúo hasta este día testificandoA Luc 16:28 tanto a pequeños como a grandes, no declarando más que lo que los profetas y Moisés dijeron que sucederíaB Hech 10:43; 24:14: 23 que1 Lit., si el Cristo2 I.e., el Mesías había de padecer3 Lit., sería sujeto a sufrimientoA Mat 26:24; Hech 3:18, y que por motivo de su resurrección de entre los muertosB 1 Cor 15:20, 23; Col 1:18; Apoc 1:5, El debía ser el primero en proclamar luz tanto al pueblo judío como a los gentilesC Isa 42:6; 49:6; Luc 2:32; 2 Cor 4:4.

24 Mientras Pablo decía esto en su defensa, Festo dijo* a gran voz: ¡Pablo, estás loco! ¡Tu mucho saber1 Lit., Las muchas letrasA Juan 7:15; 2 Tim 3:15 te está haciendo perder la cabeza2 Lit., te están volviendo loco! 25 Mas Pablo dijo*: No estoy loco, excelentísimoA Hech 23:26; 24:3 Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura. 26 Porque el rey entiende estas cosasA Hech 26:3, y también le hablo con confianza, porque estoy persuadido de que él no ignora nada de esto; pues esto no se ha hecho en secreto1 Lit., en un rincón. 27 Rey Agripa, ¿crees en los profetas? Yo sé que crees. 28 Y Agripa respondió a Pablo: En poco tiempo1 O, Con un poco me persuadirás2 O, procurarás convencerme a que me haga cristianoA Hech 11:26. 29 Y Pablo dijo: Quisiera1 Lit., Oraría a Dios que, ya fuera en poco tiempo o en mucho2 O, con poco o con mucho, no sólo tú, sino también todos los que hoy me oyen, llegaran a ser tal como yo soy, a excepción de estas cadenasA Hech 21:33.

30 Entonces el rey, el gobernador, BereniceA Hech 25:23 y los que estaban sentados con ellos se levantaron, 31 y mientras se retiraban, hablaban entre ellos, diciendo: Este hombre no ha hecho* nada que merezca muerte o prisión1 Lit., cadenasA Hech 23:29. 32 Y Agripa dijo a Festo: Podría ser puesto en libertad este hombreA Hech 28:18, si no hubiera apelado al CésarB Hech 25:11.